Cuando salimos de marcha con la bicicleta o practicamos cualquier otro deporte ocurre que llega un punto en el que no podemos mantener en nivel de rendimiento constante durante todo el tiempo, es decir, hablamos de fatiga o cansancio.
En muchas ocasiones su origen no sólo es físico sino también mental, por eso vamos a ver cómo podemos detectar el tipo de fatiga que tenemos en cada momento.
Puede ser aguda, la cual identificaremos porque nos vemos obligados a parar ya que afecta a la mayor parte del cuerpo y puede producir algunas lesiones musculares. Otro estadio en la fatiga es la sobrecarga cuando se realiza una actividad física superior a lo normal en un momento dado. Y por último, la fatiga crónica que es aquella en la que la recuperación es mucho más difícil pudiendo producirse el denominado Síndrome de Sobreentrenamiento.
No obstante, hay una gran diferencia entre la fatiga que disminuye el esfuerzo físico del cuerpo a la percepción de fatiga que es el grado de cansancio que la persona percibe. Esta sensación puede aparecer cuando sentimos algunos síntomas como dificultad en la respiración o un pulso muy acelerado y en el caso del cicloturismo el dolor de piernas. El error que cometen muchos aficionados al ciclismo es creer que si las piernas duelen aún nos podemos esforzar mucho más y poder caer así en una fatiga crónica.
Y es que el cansancio en parte es psicológico pero no es el factor más determinante para sentir sensación de fatiga.
Para saber por tanto si se está cansado y en qué nivel podemos guiarnos por las pulsaciones a primera hora de la mañana. Hacemos 3 medidas y repetimos esta acción después de un entrenamiento. Lo lógico es que éstas disminuyan o se mantengan, si aumentan puede ser un índice de sobreentrenamiento.