La fauna divina (2014) Bernarda Pagés
Es un juego doloroso del destino la marginalidad del cuerpo. Macabro.
La fauna divina reconstruye desde el nacimiento la vida de Perla, una de las tantas víctimas que la talidomida dejó en su auge de finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta. Se trata de una pastilla recetada para tratar las náuseas del embarazo que resultó ser un veneno que no mataba a los niños pero los deformaba gravemente.
“Sindrome mal formativo congénito por iatrogenia causado por uso de talidomida durante su gestación. Enanismo y predominio de miembros con malformaciones de columna. Inteligencia normal” (Pág. 19) fue el informe que el doctor Caliggeri hizo sobre ella, al ingresar al Cotolengo de “San Miguel de Febres” en el que se refugió luego de la muerte de su madre.
La vida en un pequeño pueblo del litoral argentino no había sido nada amigable con la niña deformada. Por esa razón, y siguiendo la recomendación de su madre, Perla decidió dirigirse hacia la provincia de Buenos Aires para alejarse de su vida en el pueblo y rodearse de pares. “Eran todos seres incompletos como ella. Trozos de humanidad que exhibían sus cuerpos sin avergonzarse” (Pág. 21).
Tanto en su infancia y adolescencia transcurridas en Diamante, como luego en el Cotolengo donde residiría hasta el final de sus días, Perla siempre tuvo presente el discurso hegemónico de la iglesia católica, que le decía cosas tales como “Dios trae al mundo estos monstruitos para limpiar los malos espíritus” (Pág.16). Así, la religión se fue transformando en un componente cada vez más importante en su vida, hasta que finalmente decidió que sería monja y se casaría con Dios. Sin embargo, su conversión no fue fácil y su cuerpo deforme recibió resistencias hasta de las propias monjas del Cotolengo que no le permitieron consagrarse hasta que no recibiera una “señal divina” válida, la cual le llegaría recién al cumplir los 35 años.
Se trata de una novela atrapante y conmovedora que presenta a la protagonista como una discapacitada que se aleja mucho del estereotipo presente en el imaginario común y que suele pregonar la bondad y resignación del discapacitado. Aquí sucede todo lo contrario: presenta constantemente las reflexiones de Perla, propias de una persona con completa lucidez que sobrevive en un mundo por demás hostil.
Cíclope de mierda, repugnante enfermo babosiento, pedazo de pelotudo con título de director y olor a ajo nauseabundo, descerebradas compañeritas de pabellón que ni reconocen su inmunda monstruosidad, y vos… enano con carro incluido, quién carajo te pensás que sos tocándome por debajo de la mesa con tu muñón deforme. Nunca, nunca se te ocurra acariciarme, nunca más. Dejame, soltame, pégame, besame… besame por favor. (Pág. 26)
Así, en 11 capítulos, Bernarda Pagés logra recrear la vida con deformidad desde la más cruda realidad, encarnada en este personaje que si bien acepta la religión como estandarte para sobrellevar la injusticia que vive en su cuerpo, no deja de cuestionarla constantemente.
Qué somos los desterrados del mundo, volvió a preguntarse en la oscuridad de su cuarto. ¿Seres humanos transitando una experiencia espiritual o seres espirituales comprendiendo la existencia humana?
Capricho divino, capricho humano. Capricho al fin. (Pág. 160).
Helga Fourcade
- La fauna divina
- Bernarda Pagés
- Interzona
- Año 2014
- 192 páginas
- ISBN 978-987-1920-74-7