Tercero, esfuércese en hacer más bondades año tras año. Dios es bueno y hacedor de bienes. (Sal. 119:68) Esfuércese a ser como Dios haciendo bien. Siempre habrá algo que usted puede hacer para servir a Dios, hágalo. Recuerde que el creyente que es renuente no gozará de la paz perfecta. El creyente más comprometido siempre será la persona más feliz.

