No hace diferencia que el mundo esté atravesando una pandemia, o que se cierna sobre nosotros los peligros medioambientales y el calentamiento global. Nada de eso importa, la gente continúa teniendo hijos. Así que cabe preguntarse si realmente tener hijos proporciona tanta felicidad como para omitir detalles como esos.
Es difícil determinar una respuesta objetiva. Porque en primer momento, según sugieren los estudios, es posible que si genere una felicidad importante. Tener hijos es como darse cualquier gusto grande: un viaje, un carro nuevo, etc. Sin embargo, hay algunas cosas a considerar y eso es que: si hay problemas económicos, el hijo no aporta más felicidad.
Estas dificultades asociadas a los hijos hacen que tenerlos no aumente la felicidad de los padres de forma significativa. Aunque lo haga, una vez los hijos ya superan los diez años de edad, el efecto de felicidad añadida retrocede un poco. Sobre todo en la adolescencia aunque no sabemos si la razón es porque los niños se vuelven más insoportables o porque el efecto novedad queda atrás.
En el estudio, publicado en Journal of Population Economics, también apuntan que no todos los hijos son iguales, y los hijastros suelen tener una correlación más negativa que los hijos de la relación actual. Para llevar a cabo el estudio se tuvieron en cuenta datos internacionales, que incluyen más de un millón de observaciones sobre europeos durante 11 años de encuestas del Eurobarómetro.
Otros estudios sugieren que tener hijos no aumenta necesariamente la felicidad total real. Incluso, por término medio, tener hijos conlleva ser menos feliz que no tenerlos porque no controlamos todos los problemas que pueden salir a medida que avanza en edad.