Cuando te sientes tan bien que no existe nada que te haga perder la sonrisa, es el momento en que entiendes que para ser feliz basta con estar feliz contigo mismo, que no depende de nadie más y que tú eres todo lo que necesitas. Tú puedes, tú quieres, tú haces, tú dejas ir, tú ELIGES, tú DECIDES. Lo demás y los demás, simplemente forman parte del entorno que te puede aportar mayor o menor bienestar. Algunos serán un regalo y otros simplemente una experiencia de la que aprender… Irán y vendrán como las golondrinas cada año en primavera… y lo único que permanecerá serás TU. Más viejo, más sabio, menos atrevido o más perseverante, pero al final… tu corazón deberá seguir estando fuerte en cada momento para continuar con una sonrisa. Y si no lo está, serás capaz de reconstruirlo, porque TÚ ERES MAS FUERTE DE LO QUE CREES.
Porque el verdadero amor lo llevas dentro. Y con amor todo se puede. Solo es cuestión de perder un poco de tiempo en buscarlo, encontrarlo y sacarlo hacia fuera. Quizás para sacarlo y hacerlo explotar necesites a una persona, para compartirlo con ella. Pero sólo si te sientes feliz contigo serás capaz de conseguir compartirlo con ella. Y entonces encontrarás las motivaciones que también están en ti, en lo que haces cada día, en las metas que todavía están por alcanzar. La ilusión de un nuevo momento por y para tí, aunque decidas compartirlo. Pero siempre será para ti.
Y si te encuentras de frente con tus carencias, deberás tener claro que son cosa tuya y que no puedes cargar con esa responsabilidad a nadie más. No puede venir nadie a darte la felicidad, ni lo que buscas y no encuentras, ni aquello que tú crees que te falta para estar completo, ni a descubrir tu verdadero yo interior. Esa es una de tus tareas pendientes de los ratos libres, la que siempre dejas aparcada porque no te interesa investigar más abajo de lo que ves en la superficie por miedo a encontrarte con algo que no te guste, por miedo a desfallecer en ese momento y no saber cómo seguir sonriendo. Pero eso solo es un miedo superficial a estar perdido, lo que tampoco es tan malo como tú crees. Porque quien se pierde tiene que emplear todas sus energías para encontrarse de nuevo, salir de la zona de confort y comenzar la escalada por una roca escarpada, con los riesgos que eso supone de precipitarse al vacío. Pero de ese modo sigue creciendo y aprende a gestionar el miedo. Aprende que si piensa en caer se terminará cayendo, pero si se concentra en llegar a la superficie sano y salvo, lo conseguirá. Y sobre todo aprende que nada es eterno, que los buenos y los malos momentos… siempre pasan.
Y es entonces cuando aprendes que la vida es efímera y que es un cúmulo de experiencias que te ayudan a crecer. Nunca dejas de crecer.
Así que si crees que algo te falta, trata de suplirlo con aquello que sí tienes, y con lo que vas atesorando poco a poco con ese crecimiento. Pero no trates de proyectarlo en otra persona porque, probablemente no lo vas a encontrar. Y en ese proceso de búsqueda fallida cometerás errores, uno tras otro, que irán alimentando tu alma de amargura, una amargura innecesaria que podría precipitarte al vacío por una larga temporada. Y tú no quieres caerte. Aunque tengas miedo de ello.
Una persona a tu lado te complementa pero no te completa. Te puede encantar su mundo, su entorno, sus costumbres, y puedes encajar perfectamente en todo eso, ¿por qué no? Pero esa persona no te servirá para suplir aquello que a ti te falta y que crees, erróneamente, que ella tiene y que, además, puede darte, así, sin más… como si se tratara de un libro para leer.
Así que cuando sientas que la sonrisa se desdibuja de tu cara, HAZ POSIBLE VOLVER A SONREÍR. Mira dentro, llámate, ponte guap@. Inicia una nueva página del libro de tu vida y, sobretodo, nunca te rindas en la búsqueda de lo que realmente quieres. Escribe la palabra FELICIDAD en todos los renglones y entonces atrévete a sonreír mirándote al espejo, y verás que tu felicidad está en cada uno de los elementos que te hacen ser QUIEN ERES. Y siéntete orgulloso de serlo. Esa es tu RECETA MÁGICA para SER FELIZ. La verdadera, la auténtica, LA ÚNICA.