Revista Cine
Director: Pawel Pawlikowski
Y como me da por ver las filmografías enteras (o casi) de los (buenos) directores, pues acá estoy con la película que el director de la nominada "Ida" hizo dos años antes, cuyo título es el que encabeza esta entrada pero mayormente conocida como "The woman in the fifth". Una coproducción entre Inglaterra, Francia y Polonia, y con Ethan Hawke y Kristin Scott Thomas siendo las caras visibles, aunque también actúa la exquisita Joanna Kulig. En fin, vayamos al grano: "La femme du Vème" es una muy buena película que ofrece más de lo que al inicio sugiere, lo cual es muy alentador, pero cuando se revela, queda hasta un poco simple luego de tantos retorcidos giros y detalles. En todo caso, nada que impida disfrutar de una película que tiene el reconocible sello de su director, y por ende, harta calidad.
Ethan Hawke es un profesor universitario y escritor, estadounidense, que llega a París para cuidar de su esposa e hija, ambas francesas, y a quienes no ve hace una indeterminada cantidad de tiempo. La señora lo quiere poquito y nada, y la relación con la hija, si bien no difícil en cuanto a cercanía emocional, se complica físicamente debido a algunas restricciones. Sin un lugar a donde ir, Tom Ricks (Hawke) tendrá que arreglárselas en un París desconocido, gris y bastante sucio.
Esta película no es un drama romántico, idea que tenía antes de verla y que se vio reafirmada por el afiche oficial, el cual nos muestra a unos Ethan Hawke y Kristin Scott Thomas muy cariñosos entre sí. Pero no, "La femme du Vème" efectivamente es un drama pero también podría ser considerado un thriller psicológico muy efectivo. La mayor fortaleza es la claustrofóbica atmósfera generada por Pawlikowski, que no se limita necesariamente a la pequeñez de los espacios en los que se mueve el protagonista -la habitación de ese hotelucho en el que se hospeda, ese habitáculo en el que trabaja...- sino al ensimismamiento que lo caracteriza y que queda muy bien como contraste con la abierta ciudad en la que transita: ¿qué lo mantiene encerrado, aprisionado? Su infelicidad. Esté donde esté, el tipo se sentirá miserable, gris y sin posibilidad alguna de escapar de su anodina e insustancial vida. Y ese sentir suyo logra traspasarse al espectador, quien observa como este hombre no puede deshacerse de esa carga que le impide verdaderamente avanzar. No obstante, sumado a ese contraste entre lo abierto de la ciudad y lo (en)cerrado del protagonista, también hay pequeños momentos que actúan como momentáneas fugas de esa autogenerada prisión, fugas que también marcan un contraste y una especie de lucha invisible entre la vida que el protagonista quiere y la que está condenado a tener.
Lo anterior es de las principales razones que hacen de "La femme du Véme" más que un drama romántico a secas, pero también le podemos sumar a ello que no todo el lío del protagonista está supeditado a su soledad, la lejanía con su familia, y esa necesidad de comprensión que halla en Kristin Scott Thomas y más, sino también en que lo que este hombre vive es casi un reto de sobrevivencia. De esta forma, aunque la enigmática Kristin Scott Thomas juegue un rol muy importante, no acapara el gran porcentaje de la película en cuanto a metraje -es más, aparece poco-: ella es una fuga, una posibilidad, la representación en carne del espacio imaginario al que escapa de vez en cuando el protagonista. Es como un intento de escape, o liberación si nos ponemos más dramáticos aún, que se ve impedido por eso llamado realidad en el sentido de "vida de mierda".
Sí señor, "La femme du Vème" es mucho más de lo que en un inicio aparenta, y hay que descubrirla.
Ahora bien, a medida que el relato avanza y va tomando forma, toda esta excelente construcción previa, pienso yo, se simplifica a la vez que se retuerce y confunde innecesariamente. Sonará raro y contradictorio, pero así es.
Es simple porque todo queda claro con respecto al protagonista, el origen de todo problema; pero también es retorcido y confuso porque los elementos antes desplegados comienzan a juntarse y revolverse, generando preguntas que realmente no importan de manera definitiva para la comprensión de la trama o del protagonista, pero que quedan ahí, flotando en el aire y dejando al sensación, la interrogante más bien, de si efectivamente era necesario tanto para tan poco; o, por otro lado, si es más importante lo "poco" que lo "tanto" o viceversa. Irónicamente, queda instalada una dualidad muy coherente.
(SPOILERS vagos) Para que quede más claro, la película trata sobre la lucha de un esquizofrénico. Antes de la revelación, la película trataba sobre un pobre infeliz que quería pasar tiempo con su familia pero debía enfrentar toda clase de reveses para no acabar en la calle o muerto. Entonces pasa de un aproblemado por numerosas razones a un sujeto con una enfermedad mental. Bajo mi punto de vista, simplificación de los elementos utilizados hasta el punto en que nos enteramos de todo.
Lo complejo se produce por las interpretaciones que deja la revelación de la esquizofrenia: un hombre que en su día a día es un sujeto que quiere una vida normal y sana, pero que en sus momentos oscuros es una especie de amante de sí mismo, o egocéntrico celoso de su vida real, terrenal -o eso entendí yo-; en el fondo, un encasillamiento mitad placentero mitad horripilante. ¿El punto? Que lo de este sujeto es la búsqueda de sí mismo, de la verdad... de su verdad, que lo hará libre. (SPOILERS vagos terminados)
No sé yo, pienso que son demasiadas vueltas para una historia cuya simplicidad -a pesar de la multiplicidad de elementos y (sub)conflictos- era su mayor fuerte. Un drama a secas habría quedado mucho mejor que un drama con toques de thriller psicológico, pero no puedo decir que la película sea fallida o mala. A mí me ha gustado a pesar de cierta sensación de contrariedad, sensación que por lo demás juega extrañamente a favor del conjunto.
Por último, elogiosa la labor de Pawlikowski, como guionista tanto como director, pues la sobriedad que le caracteriza, ese tempo pausado que le inyecta toda clase de sensaciones al fotograma, potencia enormemente la película. Incluso los detalles escabrosos son mostrados con elegancia, generando misterio en vez de morbo o efectismos puros. Me doy cuenta: Pawlikowski no filma para epatar facilonamente, y eso que la trama en sí podría prestarse para ello en inescrupulosas manos; filma para transportar, sugerir -algunos elocuentes travellings demostrarán este punto-.
Y en cuanto a su guión, me parece que está muy bien escrito, dejando de vez en cuando pistas y detalles que poco a poco van revelando, desnudando el alma de la película, siempre con cuidada y elegante progresión dramática. Un tipo muy seguro este Pawlikowski, con un estilo propio que logra sintonizarse con la identidad de sus películas: líneas que confluyen en un excelente uso de lo que conocemos como cine.
De todas formas, matizo: "Ida" es mucho mejor, pero esta "La femme du Vème" no tiene desperdicio alguno. ¿Que no tiene desperdicio? Pero qué cosas digo, con lo buena que es. Vale la pena verla.