Hoy he querido titular esta entrada como la Feria de los antiguos, que para que me entiendan los más jóvenes, los antiguos no es nada despectivo, era como se decía cuando se hablaba del pasado de nuestros abuelos y nuestros padres.
Cuando hablo con los abuelos todos me remarcan un cosa sobre la Feria de Sevilla, y es que su traslado a los Remedios marcó sin duda alguna un antes y un después. La Feria del Prado de San Sebastian siempre fue más accesible a la gente más humilde por algo muy simple, cercanía y accesibilidad, barrios de trabajadores en aquel entonces como de San Bernardo o La Calzá estaban a tiro de piedra.
Sin duda alguna la Feria de día estaba tomada por caballistas, carriolas y faralaes, pero al tornarse la tarde la feria era del pueblo, de esta clase media o media baja que termina su jornada laboral y tomaban con sus mejores galas el Real de la Feria...
No hubiera mujer que no le faltará su clavel al pelo, su toque de carmín en los labios y junto a ella su marido y sus hijos que completaban lo que con penas, mucho sudor y a la vez alegría esa noche de familia en el real como una de las más felices en su recuerdos...
Analizando ya en profundidad la fotografía podemos decir claramente que partían de vuelta hacia su casa, pues el resto de la gente está entrando al Real por un lugar muy concreto, fíjense en el detalle de la columna que vemos en la parte izquierda de la fotografía...
Para mi que amo cada adoquin de esta bendita ciudad fue fácil identificarla, pero para los que les cueste un poco más les diré que aún sigue en pié y que forma parte de un antiguo pabellón de la exposición iberoamericana del 29...Efectivamente es parte del cerramiento del antiguo Pabellón de Portugal, y por ese extremo era una de las salidas que daba a la antigua ubicación de la portada de la feria...
Cerrar esta breve entrada nombrando al dueño de la fotografía, Don Manuel Guerrero que a sus más de 70 años a tenido a bien compartir esta fotografía familiar de mediados de los años 50 donde lo vemos emprendiendo el regreso con sus padres y hermanos después de unos de los días más bonitos de su vida. Que toda la gente de este mundo tenga la suerte de poder guardar un recuerdo como este en su corazón, entonces vivir habrá merecido la pena