Cuatro años después de ser premiado por el Concurso Casa de las Américas, se presenta en la Feria Internacional del Libro de La Habana, un ensayo dedicado al tema migratorio en Cuba de la autoría del investigador Jesús Arboleya.
La demorada presentación oficial no tuvo lugar con acceso de público general. Fue reservada para el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, en el que el régimen prepara a sus diplomáticos, predicadores del castro-comunismo en el mundo.
Arboleya, es doctor en Ciencias Históricas, diplomático y profesor titular del ISRI, recorrió en su intervención las distintas etapas del fenómeno migratorio cubano, que se remonta varios siglos atrás y no inicia, como muchos afirman, el 1ro. de enero de 1959.
El autor refirió que las oleadas posteriores al triunfo revolucionario tuvieron motivaciones políticas. En esos años se fue del país la burguesía y los sectores más adinerados del antiguo régimen. Sin embargo, a partir de 1980, el flujo de personas comenzó a tener un componente esencialmente económico que se vio favorecido por el tratamiento migratorio preferencial de Estados Unidos a los cubanos.
«El libro trata de explicar cómo se ha ido consolidando la cultura cubanoamericana, especialmente en la ciudad de Miami», dijo Arboleya. Esta aseveración en medio de un contexto oficial podría ser el primer reconocimiento en público que se hace de manera respetuosa a la comunidad de cubano-americanos de Miami, los cuales tradicionalmente han sido descritos por el régimen con términos despectivos.
Arboleya dijo además que el propio término «cubanoamericano» está en discusión y muchos especialistas lo consideran incorrecto. En su opinión, es útil para describir la realidad de un grupo de personas que vive en Estados Unidos y tiene origen cubano.
El investigador cubano abordó los cambios que se han dado en esa comunidad en las últimas décadas y dijo que las principales encuestas arrojan un apoyo mayoritario a la normalización de las relaciones entre Washington y La Habana, lo cual ofrece una «ventaja estratégica».
Resaltó la importancia de la actualización de la política migratoria cubana del 2013 y dijo que fue también un reflejo del consenso social sobre la necesidad de normalizar los nexos con la migración.
Arboleya insistió en la importancia de las políticas que enfrenten los efectos más negativos de la migración y abogó por promover la «migración circular», que se puede entender como el regreso del migrante a su país de origen trayendo consigo capitales, experiencias y conocimientos útiles para la sociedad. Refirió que la circularidad tampoco está exenta de polémica, pero se deben diseñar políticas que aprovechen lo que ya está sucediendo.
Sin embargo, aunque las aseveraciones del autor tienen lugar en un contexto completamente oficialista, recordemos que el régimen como parte de su proceso de apertura en medio de la desesperación económica no ha permitido que los cubano-americanos o emigrados de la isla regresen como inversionistas, al parecer por el temor a reconocer de este modo la acertada decisión de haber abandonado el país en algún momento anterior.
Con información de Granma.
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