El águila pescadora (Pandion haliaetus) tiene actualmente un plan de reintroducción en Asturies
En los últimos años los planes de reintroducción de especies han aumentado exponencialmente a lo largo de toda nuestra geografía. Se da la paradoja de que mientras otras especies de animales y plantas se encuentran al borde de la extinción, debido en la mayoría de las ocasiones a las actividades humanas y sin que se haga nada por remediarlo, otras especies ya extintas se están reintroduciendo en aquellos lugares donde desaparecieron hace decenas o incluso cientos de años.
Mientras los buitres siguen muriendo envenenados, en los mismos lugares se van a introducir Quebrantahuesos
En muchos casos estos proyectos de reintroducción no cuentan con el apoyo de la comunidad científica y en la mayoría de las ocasiones se llevan a cabo sin haber atajado los problemas que habían llevado a la extinción a esa especie en el pasado, lo que los condena directamente al fracaso. ¿Qué sentido tiene reintroducir buitres o Quebrantahuesos si el veneno que causó su extinción sigue provocando cientos de muertes de animales salvajes en nuestros días? Lo más increíble es que estos proyectos suelen estar avalados y autorizados por las administraciones regionales.
Por otra parte, llama la atención que estos planes sólo se plantean para especies "emblemáticas", o sea aquellas que por su tamaño, belleza o impacto mediático llaman más la atención de la población. En cambio, casi nunca se suele tener en cuenta el papel que esas especies juegan en el ecosistema o el impacto que podría causar sobre el medio la introducción de una especie que había desaparecido del mismo hace tiempo. Cuando una especie desaparece, dependiendo de la importancia ecológica de la misma, se puede romper el equilibrio alcanzado tras cientos o miles de años de evolución conjunta, pero los ecosistemas son dinámicos y en muchas ocasiones son lo suficientemente plásticos como para que el hueco que deja las extincion local de una especie pueda ser ocupado por otras especies con un nicho ecológico similar. Después un tiempo variable, el ecosistema puede llegar a alcanzar un nuevo equilibrio y por lo tanto, la reintroducción de una especie extinta puede producir un nuevo desajuste y una reacción ecológica en cadena de consecuencias impredecibles.
Personalmente, yo no soy partidario de las reintroducciones, al menos tal como se están planteando actualmente. En el caso de las Águilas pescadoras o los Quebrantahuesos, por ejemplo, si en los lugares en los que actualmente se reproducen se superara la capacidad de carga para la especie, se producirían movimientos dispersivos de los individuos "sobrantes" que colonizarían por si mismos otros lugares favorables. Desgraciadamente este proceso suele llevar mucho tiempo y probablemente ninguno de nosotros lleguemos a ser testigos de una de estas recolonizaciones naturales en nuestra vida. Por supuesto, este tiempo es inasumible por unos gobernantes políticos con una vida media de cuatro años, en los que tiene que convencer al electorado de que ha hecho "algo" para conseguir los votos que les perpetúen en el cargo cuatro años más.
La protección y conservación del medio ambiente es una carrera de fondo, que no entiende de plazos y que no debería estar sujeta a los caprichos de políticos que se dejan convencer por cuatro iluminados. Si en vez de invertir ingentes cantidades de dinero en absurdos planes de reintroducción se dedicaran a proteger lo que aun nos queda, las cosas serían muy distintas