La fiesta de la insignificancia
La fête de l'insignificance
Milan Kundera
Traductora: Beatriz de Moura
Tusquets
144 páginas
Sinopsis:
Varios personajes piensan sobre cosas tan leves como los ombligos de las jóvenes y la vejiga inquieta de los miembros del politburó de la era de Stalin, las botellas de Armagnac o las marionetas, en el París burgués de nuestros tiempos.
La primera novela de Milan Kundera que leo (y que probablemente será la última que escriba el autor, de ochenta y cinco años) no me ha impactado mucho. Tampoco me ha aburrido, ya que se trata de una obra bastante breve que se lee en un día o poco más. Sin embargo, no me han quedado claros ni el argumento ni qué nos quería transmitir el autor con este opúsculo donde varios personajes coinciden en un cóctel y hablan de cosas banales o, haciendo alusión el título, insignificantes.
No sé cómo serían las novelas que hicieron famoso a este autor (La insoportable levedad del ser, por ejemplo), pero esta me parece bastante prescindible y olvidable. De hecho, al haber pasado varios días desde que terminé de leerla se me han olvidado casi por completo los detalles.
Creo recordar que estaba ambientada en París, en algunos de sus lugares emblemáticos, como el Jardín del Luxemburgo; que había un personaje que decía a sus amigos que tenía cáncer sin ser cierto (y sin explicar la razón de esta fantasía); otro que tenía problemas con una madre que al parecer había tratado de suicidarse para evitar su nacimiento; otro que se disfrazaba de criado extranjero y hablaba una lengua inventada también sin ningún motivo; uno más que peroraba y hacía filosofía sobre los ombligos de las mujeres y su valor erótico en contraposición con el erotismo de tiempos pasados centrado en pechos, piernas...
Los personajes hablan continuamente pero no nos dicen nada que no sepamos sobre la vida y el mundo. Es más, ni la forma de decirlo resulta deslumbrante. Quizás pueda despertar cierto interés alguna anécdota, no sé si real o ficticia, sobre Stalin y los políticos de su entorno y sus problemas urinarios pero lo dudo. Lo más destacado es el tono humorístico y surrealista que hace que seamos más benévolos con una obra que no pretende ser seria sino ligera y desmitificadora de lo trascedente, de la propia literatura, de la vida, del sexo, de todo.
Bien escrito sí está, en el sentido de estar redactado con corrección. Las prosa es sencilla y no requiere mucho esfuerzo. Los personajes van alternando sus intervenciones en diversas escenas que saltan del presente al pasado, pero no se ven muchos conflictos fuertes ni siquiera una intriga que aporte significado profundo al texto ya que se trata precisamente de eso, de quitar profundidad a lo grave y dársela a lo que parece tontería o absurdo.
Sí, la vida es insignificante a nivel cósmico, a veces lo banal es lo que se recuerda y nos influye mientras olvidan los grandes hechos (que no lo son tanto, también son insignificantes), el humor es nuestra mejor arma contra la gravedad y el sinsentido de la existencia, etc, etc, pero no necesito este libro para enterarme de ello... aunque tampoco es un bodrio, la verdad, y mucho menos comparando con otras cosas que hay por ahí.
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