Hace dos días, en una fiesta trampa, tres muchachas han fallecido y dos se encuentran entre la vida y la muerte, en el recinto Madrid Arena.
He esperado un par de días para hablar de esto, para dejar enfriar un poco este acontecimiento emotivo e impactante y para ver cuáles eran las reacciones de los distintos actores de este trágico episodio.
Ahora, aún en plena investigación de la policía judicial, hay algunos datos que son objetivos. En primer lugar, sin tener pruebas concluyentes se puede afirmar que:
- Hay dudas sobre la cantidad de jóvenes que entraron en la fiesta. Muchos son los signos que hacen pensar que se sobrepasó el aforo permitido. (Un documento de la empresa que celebró la fiesta habla de 7000 personas, el ayuntamiento dice que fueron 9600 y que el aforo era de 10600, y los propios disc-jockey de la fiesta anunciaron que los asistentes eran 15000 ó 20000)
- La primera comparecencia del Ayuntamiento, hecha por el vicealcalde Villanueva, parecía efectuada por un portavoz de la empresa. Sólo se comunicó los datos de la empresa, sin poner en duda ninguna ilegalidad a pesar de que ya había indicios de que existían y escondiendo datos sobre la participación a la fiesta.
- Todos –repito—, todos los jóvenes contactados por los medios afirman, unánimemente, que no había control en la entrada. Ni de las entradas ni de los bolsos o mochilas que cada uno llevaba.
- Se ha probado la existencia de bengalas y de petardos en el interior, por lo que se confirma que no hubo control en la entrada. Se conjetura que fueron estos artículos pirotécnicos los que pudieron dar lugar a la avalancha que se produjo, con el resultado final tan trágico.
- El dueño de la empresa que alquiló el Madrid Arena al ayuntamiento es amigo del vicealcalde Villanueva y del Concejal Calvo, responsable del recinto municipal.
- La empresa que alquiló ha tenido más de cincuenta incidentes serios en la organización de estos eventos y, además, mantiene deudas con la Seguridad Social, lo que debería haber hecho que no pudiera licitar para alquilar un local público.
- Se confirma que el ayuntamiento envió sólo a seis patrullas (doce policías municipales) para este evento, dejando que la seguridad de la fiesta y del recinto municipal quedara en manos de la seguridad contratada por la empresa privada, sin asegurarse de que tuvieran la formación necesaria.
- El hecho de que fueran doce los policías enviados por el Ayuntamiento, contrasta con los policías que se suelen enviar a otros eventos o manifestaciones, como encuentros de fútbol o manifestaciones ciudadanas (recordemos que en la convocada como “rodea el congreso”, ante unos treinta mil manifestantes había mil quinientos policías). Me gustaría saber cuál es la opinión de la “ilustre “ delegada del gobierno en Madrid.
- En la rueda de prensa dada ayer por la tarde, la alcaldesa comunicó que prohibía las fiestas de este tipo en recintos del ayuntamiento. Una medida que perjudica notablemente a quienes cumplen con su obligación y respetan todas las normas.
- En la misma rueda de prensa, la alcaldesa no contestó a ninguna pregunta, y pasó la patata caliente al jefe de la policía municipal y a los Concejales Villanueva y Calvo. Y todos ellos eximieron de toda responsabilidad al Ayuntamiento y dejaron claro que dicha responsabilidad, a pesar de ser un local municipal, era o bien de quienes utilizaron las bengalas o bien de la empresa que lo organizó.
- El juez decano Armengol declaró que el ayuntamiento tiene responsabilidad en que se respete el aforo máximo, mientras que desde el ayuntamiento se niega dicha responsabilidad.
En fin, una serie de certezas y dudas que ponen al ayuntamiento contra las cuerdas, y que hacen que por la seriedad del caso –tres jóvenes fallecidas y dos muy graves— tengan que depurarse responsabilidades política (que las hay), como mínimo, el alcalde Villanueva –quien escondió esa carta donde se habla de 7000 asistentes— y el concejal Calvo –responsable de la celebración de estos eventos—, deberían dimitir de inmediato –ambos son amigos del dueño de la empresa organizadora--, independientemente de la responsabilidad penal que puedan tener ellos y quién o quienes encendieron la bengala y los petardos, y la empresa organizadora que, por el bien de este país, debería desaparecer antes de que pueda volver a repetir hechos como el sucedido.
Sigue la investigación y esperamos que se sigan encontrando pruebas que lleguen a aclarar por completo lo ocurrido. Mientras tanto, nos encontramos con un ayuntamiento que no ha hecho la menor autocrítica, a pesar de las pruebas, y con el saldo de este luctuoso suceso. Como suele ocurrir, los responsables políticos están más preocupados en salvar su culo que en conocer realmente lo que ocurrió.
La rueda de prensa de ayer, demostró la absoluta inoperancia de una alcaldesa que salvo una declaración inicial no fue capaz de contestar las preguntas de los periodistas y se las pasó a sus colaboradores. Una prueba más de los méritos de una alcaldesa puesta a dedo. Ya saben ser la mujer de…
Salud y República