Citar al Stoke City en estos días es hablar de un finalista debutante en la legendaria Cup inglesa. Tratar de hacerlo ampliando la acotación temporal, el aficionado de fuera se queda con los saques de banda de Delap y con ser uno de los equipos con el juego menos atractivo de las grandes ligas europeas pero que aguanta estoicamente en un torneo tan exigente como lo es la Premier League.
Incluso es referencia a la hora de hablar del movimiento hooligan, ya que la Naughty Forty es una de los grupos que más ‘ruido’ hace desde el boom de este ‘modo de animar’ en los ochenta hasta, ya más controlado, nuestros días.
Como todos los equipos alejados de la gloria que da el levantar copas, y más si se habla de un equipo inglés, su grandeza reside en las pequeñas historias y grandes jugadores que han defendido su casaca. Y de esto, los Potters, saben un rato.
Pero dentro de todas ellas, cualquiera que rodee a la figura de Stanley Matthews proyectará una sombra imposible de esquivar a nivel mediático.
Sir Matthews jugó en el Stoke en dos etapas, entre 1932 - 1947 y, tras un paso con más éxitos en el Blackpool, volvió a Stoke para jugar desde el 61 hasta el 65. Se retiró de la alta competición a los cincuenta años
En esta segunda época tuvo la fortuna de coincidir con las celebraciones del centenario del club en la temporada 62-63 que tuvo como colofón un partido ante el equipo del momento: el Real Madrid de Di Estéfano, Puskas, Amancio, Gento… y que había dominado las primitivas competiciones europeas.
Aquel partido, del que se cumplirán cuarenta y ocho años el próximo domingo, sirvió para que Matthews, que capitaneaba un equipo que contaba con siete ex internacionales ingleses, se encontrara con Di Estéfano, que volvía de una lesión, sobre un terreno de juego, hasta la fecha y con permiso de Pelé, las tres grandes figuras de la historia del fútbol de la primera mitad del siglo.
Un hecho que, según cuentan las crónicas, sirvió para regalar a los cuarenta y cinco mil espectadores que presenciaron el choque un gran partido que concluyó con empate a dos y con el público en pie, ovacionando a los dos equipos al finalizar el choque.
Para muchos ‘potters’ ese partido fue un punto de inflexión hacia una de las épocas, si no la que más, doradas de su historia. Con Tony Waddington como manager (desde el 60 hasta el 77) cerraron el año ascendiendo a la máxima categoría y disputando la final de la Copa de la Liga la campaña siguiente. Pero tuvieron que esperar hasta 1972 (ya sin Matthews) para tener una nueva oportunidad y ganarla ante el Chelsea
El primer y único gran hito del Stoke… hasta ayer
Escrito originalmente para Fútbol Primera