Revisando las estadísticas de visitas a esta bitácora durante este último año vemos que la mayoría proceden de los países que comparten el castellano como su lengua. Los visitantes españoles suponen alrededor de un tercio del total, cantidad que se ve superada por aproximadamente la mitad de visitantes procedentes del conjunto formado por Méjico, Colombia, Perú, Venezuela, Argentina y Ecuador. Por ello, nos parece interesante hacerles llegar algunos aspectos de la Fisioterapia en España.
Nos referimos a la situación de la formación en fisioterapia, en concreto, tras los cambios acaecidos a raíz de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), conocido popularmente como proceso de Bolonia. Fruto de este proceso los fisioterapeutas adquirirán tras la finalización de sus estudios universitarios el título de Grado. Y he aquí el principal y más novedoso cambio respecto a la situación previa. A partir de entonces no hay diferencia entre la consideración de los títulos pues, previamente, estos eran diplomaturas (Enfermería, Trabajo Social, Maestro o Fisioterapia, por ejemplo) o licenciaturas (Medicina, Psicología, Farmacia, Derecho o Historia, por ejemplo). Ahora todos los titulados serán Graduados, y la duración habitual, salvo contadas excepciones, es de cuatro años. Los posibles complejos o la pretendida superioridad de unas titulaciones sobre otras carecen entonces de base, al menos en el plano académico. Por otro lado, ello debería conllevar inexorablemente una mayor preparación del futuro profesional, una mayor exigencia en los estudios pregrado y la asunción de las nuevas responsabilidades asimiladas con una titulación de mayor duración.
La nueva situación supone otro cambio de gran calado. Tras la finalización de los estudios de grado estos pueden tener continuidad con la adquisición, tras el correspondiente curso, del título de Máster, que no tiene por qué tener relación directa con la Fisioterapia (Salud y Género, Bioética, por ejemplo). Esta titulación es el paso necesario para acceder a los cursos de Doctorado, la cúspide de los títulos universitarios, y que con la condición de diplomado no era posible adquirir. Con todo ello el fisioterapeuta se equipara, como hemos dicho, a los demás estudios universitarios. Además, todos ellos se articulan sobre el Sistema Europeo de Transferencia de Créditos (ECTS). Así se posibilita la circulación de los titulados entre los diferentes países europeos adheridos al proceso de Bolonia y la convalidación de estudios entre los mismos. Cada crédito supone unas 25 horas de trabajo del estudiante (estudio, realización de trabajos, asistencia a clases, etc.).
Habrá que comprobar cómo este nuevo contexto académico se traduce en los conocimientos adquiridos, las competencias y habilidades y la situación laboral en el área asistencial, docente o investigador de los “nuevos” fisioterapeutas. Intuimos que habrá barreras dentro y fuera de la profesión. La resistencia al cambio, a la adquisición de responsabilidades mayores, a las implicaciones de mayor autonomía profesional, se produce entre muchos colegas. El reconocimiento de nuevos roles o la pérdida de preponderancia pueden despertar la oposición de otros grupos profesionales.
Como toda evolución no faltarán obstáculos pero estamos seguros de que el resultado será positivo para la Fisioterapia y para la sociedad a la presta sus servicios.