No fue el marco principal de ninguna batalla importante, ni de ningún acontecimiento de renombre. Se le llamó "sepultura de gente" por el aire poco saludable que emanaba del pantano que cercaba el montículo sobre el que estaba edificado. Ni siquiera tiene una estampa especialmente bella a juzgar por su geometría irregular. Sin embargo, su existencia fue absolutamente fundamental durante lustros para mantener la influencia firme de España en Europa.