Una foto está dando la vuelta al mundo a través de las Redes Sociales. Convulsionando las autopistas de la información del siglo XXI pero, mi pregunta es: ¿convulsiona las conciencias? La mía estaba ya convulsionada. No necesito ver fotos de niños muertos en una playa.
Puede resultar duro lo que escribo. Políticamente incorrecto. Insolente. Prepotente. Puedo caer en argumentos tópicos y típicos. Puedo caer por el precipicio de la utopía. Resbalarme en la lucha por un mundo justo y equitativo, por el que nunca los gobiernos trabajarán.
¿Acaso se preocupan o, mejor dicho, se ocupan los gobiernos de los pobladores de la Tierra? ¿De los ciudadanos? ¿De los que mueren cada día en el denominado primer mundo? ¿De las mujeres violadas en la India? ¿Por las condiciones laborales de los esclavos de las multinacionales? ¿De los que no pueden pagar la luz y el agua? ¿De los ancianos que mueren solos y son desahuciados por avalar con su casa a sus hijos? ¿De que toda una generación no pueda emanciparse y tener hijos? ¿Es necesario seguir…?
En un mundo individualista, egoísta, lleno de guerras absurdas y crisis económicas inducidas; en un planeta dividido en mundos de primera y segunda categoría a quién queremos acoger, dime si creando campos de refugiados, suburbios al fin y al cabo en distintos puntos de la geografía europea, ¿acabaremos con el problema?
¿Quién marca la agenda-setting de las Redes Sociales? ¿Por qué hace unos días había una cruzada al más puro estilo del medievo contra el toro y los toreros? ¿Ha surgido el problema de la inmigración por generación espontánea? ¿Quién se acuerda de Elián González? ¿Quién se acordará de este niño de la playa que, según dicen los medios, buscaba un futuro mejor?
No hay mejor futuro que el que se construye allí donde se vive, en libertad, si es que la libertad no es también una cárcel inventada por el sistema.
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