Revista Cultura y Ocio

La Francmasonería en Túnez (II)

Por Ricardofernandez
La Francmasonería en Túnez (II)

Seguimos hoy con la traducción del trabajo CHATER KHALIFA dedicado a la evolución de la Francmasonería en Túnez, justo donde lo habíamos dejado el sábado último. Queda en el tintero aun una aproximación al Congreso de Logias de África del Norte (1950), a la posición de los francmasones ante la lucha nacionalista en la mitad de esa década, y una referencia a algunos francmasones célebres obtenida a partir de una entrevista con el historiador Adel Ben Youssef. Será la tercera y última parte del que el otro día definía -creo que acertadamente- como un extensísimo artículo.

Como siempre, buen domingo y mejor lectura.

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2 - La Franc-masonería y las reivindicacines nacionales (1930-1940)

Percibidos como todo un desafío, el congreso eucarístico y la celebración del centenrio de la ocupación de Argel, así como del cincuentenario del protectorado sobre Túnez, van a reavivar el movimiento nacionalista paralelamente a un incremento del descontento general consecuencia de la crisis de 1929. La campaña contra la naturalización, que ilustra a la perfección el rechazo a enterrar a las personas naturalizadas en los cementerios musulmanes, nos permite tomar la medida al impacto que tiene la protesta. Nos podemos preguntar si la creación del Néo-Destour (partido político de corte nacionalista), las detenciones de 1934, los enfrentamientos de 1938 y la dura represión que siguió, son hechos que hacen figurar en el orden del día las reivindicaciones nacionalistas ¿Cuál fue la actitud de los francmasones? ¿Podían acaso ser transgresores con el "establishment" colonial del que formaban parte? Hay que decir que sus interese de casta estaban en juego. Algunos de ellos, adscritos al movimiento liberal, privilegiaban el tratamiento de la cuestión dentro de un marco "francés". Joachim Durel, destacado dirigente de la SFIO (Sección francesa de la Internacional Obrera) en Túnez, y que representó a la Logia Voluntad en el congreso de Bône al que antes hicimos referencia, rechazaban sin reparos las reivindicaciones nacionales. En sus intervenciones hace hincapié en que el socialismo condena "los movimientos xenófobos, así como los de fanatismo y nacionalismo indígenas", algo que en todo caso no le impide preocuparse por la emancipación de los pueblos colonizados.

La información fragmentaria que puede obtenerse de los archivos de distintas obediencias masónicas nos permiten precisar las posiciones de algunas de sus logias. Podemos resaltar por ejemplo que la Logia "Cartago y Salambo Unidas" redacta, en 1932, una propuesta que pretende que el gobierno francés "trabaje por el acercamiento de los pueblos para alejar así definitivamente la posibilidad de conflictos sangrientos" y pide al Gran Oriente "su apoyo enérgico en favor de las revindicaciones democráticas para Túnez, que en ningún caso afectarían a las aspiraciones de los franceses desde el punto de vista franco-tunecino". Lo anterior viene a corroborar cómo se privilegian las reivindicaciones de la colonia francesa establecida en Túnez, llegando a decir que se "lamenta la condescendencia excesiva de la autoridad francesa ante el Bey", poniendo de manifiesto que la misma se halla "rodeada de elementos hostiles a la influencia (francesa)", esto es, cargos electos nacionalistas. Reclamando al tiempo la conservación del "derecho de sufragio a los franceses que se expatrien", la logia pide "la modificación de las condiciones exigidas para formar parte del Gran Consejo, de manera tal que aquéllas sean reveladoras de una expresión real de la voluntad popular". ¿Cómo podemos interpretar estas sugerencias que evitan en todo momento hacer referencia a la representación de los tunecinos?
El informe presentado por esta logia en 1935 titulado "la situación material y moral del francés de Túnez" es más explícito. Diagnóstico lúcido, el informe pone de manifiesto que "a la política indígena... le ha faltado continuidad, que las condiciones de colaboración entre franceses y tunecinos siguen sin ser establecidas, abriéndose un abismo entre ambos elementos de la población". No obstante, esta logia que se preocupa de manera notable por una situación que "amenaza el futuro de Francia y Túnez" aporta soluciones asimétricas: apoyo a la agricultura (colonial) y establecimiento de "salarios para los indígenas". En relación con "el mantenimiento de la intervención colonial en beneficio de los franceses", la logia hace valer sus reservas frente al hecho de las naturalizaciones; sin embargo ha de tenerse en cuenta que este planteamiento tiene cabida en la voluntad de proteger los privilegios de la colonia y no de respetar la identidad tunecina. "Se trata, explica el informe, de buscar con paciencia y amplitud de miras, los elementos que en el seno de una pujante élite tunecina, son acordes con la política francesa". Un último deseo: que "todo francés que se expatrie, eche raíces en la tierra colonial, y que tenga la certeza, tanto respecto a él como para sus descendientes, de una vida digna, segura y respetada".
¿Y cuál fue la reacción de la Francmasonería a raíz de los acontecimientos de 1938 y de la subsiguiente represión desencadenada? Los documentos no han revelado aun todos sus secretos. Es un hecho indiscutido que las posiciones de los francmasones eran difícilmente conciliables con las reivindicaciones nacionalistas. Participaban, tal y como lo recordaba el diario "
Lit tout", en 1935, en la élite colonial:

"Podríamos haber esperado, como nos dice nuestro corresponsal, que la logia "Nueva Cartago y Salambo Unidas" hubiera aconsejado a sus adeptos semejante renuncia (se refiere a la celebración del 4 de agosto), una renuncia a los privlegios modernos que son los propios de un régimen que integran, como por casualidad, la mayoría de los efectivos de la francmasonería... Pero como sucede con la mayor parte de nuestros legiladores, no deja de ser un régimen con el que mantienen lazos indisolubles..."

Al margen del tono satírico y partidista, el texto recuerda una verdad de Perogrullo, a saber, que los francmasones de Túnez -o al menos los de la logia "Nueva Cartago y Salambo Unidas"- disfrutan de los privilegios ligados al sistema colonial y que además son los elementos mimados del régimen. Hay que poner de manifiesto no obstante que también existieron caminos aislados transitados por algunos intelectuales francmasones, que llegaron a manifestar sus simpatías por los dirigentes nacionalistas en un momento decisivo.

III - La Francmasonería en la encrucijada de la lucha nacionalista (1945-1956)

El régimen del protectorado no tardó en aplicar la ley del 13 de agosto de 1940, que ordenó la disolución de la fracmasonería en tanto que sociedad secreta. En aplicación de esta decisión, sus miembros dejaron de formar parte de los que conocemos como función pública el 15 de octubre de 1941.

La francmasonería reconstituida tras la guerra hubo de afrontar la cuestión colonial. Debemos recordar en todo caso que algunos francmasones estaban implicados en "los acontecimientos". Citemos algunos ejemplos: Nos encontramos en diciembre de 1945, en el seno de la logia "Voluntad y verdad", con un personaje tristemente célebre, Maurice de Guérin de Cayla. Juez instructor ante el Tribunal militar de Saigon, el coronel Guérin de Cayla destacó por su participación en la represión de la revuelta de Yen Bee. Adscrito al Tribunal militar de Túnez, en 1938, se hizo cargo del interrogatorio de nacionalistas tunecinos, detenidos tras las manifestaciones de 1938, y en concreto de su lider, Habib Bourguiba. Sus intentos de inculparlo bajo el pretexto de "provocación al odio racial, crímenes contra la vida, pillage o incendio, complot contra la seguridad interior del Estado" permiten clasificarlo como un notorio adepto de la represión colonial al servicio de los "poderosos". Cayla formaba parte, sin que quepa duda alguna, de la logia, y aunque pasó a la reserva en 1942, su presencia en el seno de la Francmasonería no podía pasar desapercibida. Tengamos en cuenta por otra parte que Salah Eddine Baccouche y Mohamed Salah Mzali, los dos primeros ministros tunecinos que acabarían llevando a cabo una "política de colaboración" con los residentes franceses, a contracorriente del movimiento nacionalista, tuvieron también un pasado francmasónico ¿Cabría hablar entonces de una alianza orgánica de facto entre los gobiernos que formaron y el movimiento masónico? Creemos que no, habida cuenta de la diversidad de posiciones de las diferentes obediencias, de las logias y de los propios masones. Vamos a ver algunos detalles obtenidos a partir de las tomas de posición en esta conyuntura tan complicada, donde el enfrentamiento entre los principales actores -el poder colonial y los poderosos de un lado, y los dirigentes de la lucha nacional del otro- debería haber alejado al movimiento masónico del primer plano, habida cuenta de que el futuro de la mayoría de sus integrantes, o lo que es lo mismo, su amplia composición francesa, podía dejarlo fuera de juego a partir del proceso descolonizador que, más pronto o más tarde, acabaría desencadenándose.

1-Una definición sobre la colonización en 1945

Una memoria de la logia "Voluntad y verdad" fechada en 1945, precisa las posiciones de la Francmasonería sobre la cuestión colonial. Recuerda que el último congreso de las logias de África del Norte, celebrado antes de la guerra en Túnez, "se emocionó ante la situación tunecina, si bien las reformas preconizadas entonces desgraciadamente aun no han visto la luz". Debemos no obstante poner de manifiesto que en este caso se trató de propuestas carbadas de buenas intenciones, recomendaciones generales, pero sin precisar en ningún caso las medidas a tomar:

"Los Francmasones de Túnez -dice la moción- han apelado siempre al formular sus propuestas a la puesta en práctica de una política musulmana ampliamente generosa y liberal, llevada a cabo desde la principio de una colaboración estrecha, leal y sincera entre franceses e indígenas, en interés de la madre Patria y de Túnez, a los que quieren unidos el uno al otro y de manera indisociable".

La identificación de los tunecinos como "indígenas", el enfoque del problema hecho en el marco de una "política musulmana", así como el bloqueo de todo horizonte que supone enunciar como postulado "los lazos indisociables", prueban que los francmasones quieren mantener un statu quo, admitiendo únicamente la introducción de aquellos cambios que no modifican la configuración del protectorado. El diagnóstico de 1945, que por otro lado revela una situación de urgencia, preconiza "el hacer valer la primacía de lo económico y social por encima de lo político, con la finalidad de asegurar la perennidad de los lazos".

El rechazo de la reivindicación nacional es categórico al evocar la moción la elección etre "los buenos actos de Francia y un subsiguiente régimen indígena, autoritario, en el que la espoliación encontraría amparo". La moción preconiza también la puesta en marcha de pequeñas reformas que en todo caso garantizan la continuidad de los privilegios coloniales, con el objeto de "poner fin a todo movimiento de división, cualquiera que sea, y asegurar la simpatía y adhesión de una población agradecida, que tendrá conciencia de la inutilidad de cualquier idea separatista, así como también certeza de que toda política orientada en esa dirección no será llevada a cabo sino por algunos que únicamente pretenden satisfacer intereses egoístas".

Podemos comprobar a partir de aquí que el Destour es visto como un movimiento secesionista que actúa únicamente para obtener la satisfacción de esos intereses egoístas. Es algo que permite por otro lado afirmar que la Francmasonería no supo apreciar el papel que el movimiento nacionalista desempeñó en tanto que actor principal sobre la escena tunecina.

Et si omnes, ego non.

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