La lengua normal, con la boca abierta, debería poder sobresalir o llegar hasta el borde de la encía. Si eso no ocurre puede causar trastornos la alimentación o en el habla. Las estimaciones varían pero de cada 1000 niños unos 4 tienen una anquiloglosia o falta de movilidad de la lengua hacia arriba causada por un frenillo que la mantiene pegada al suelo dela boca. Antaño, las comadronas tenían una uña más larga para cortar el frenillo corto del recién nacido. Muchos de los problemas atribuidos al frenillo parecieron desaparecer cuando surgió “la moda” de alimentar a los niños con biberón (facilita la succión) y pero ahora vuelve a resurgir la importancia del “frenillo lingual” –no se confundan con otros frenillos del cuerpo, uno específico del miembro viril- debido al incremento de la lactancia materna.
Muchos bebés con frenillo corto pero delgado pueden alimentarse sin problemas tanto con el pecho como con el biberón y, con el tiempo y la salida de las dientes, se va “cortando” solo permitiendo que la lengua se mueva en todas direcciones. En los siguientes casos:
- En la madre: dolor en los pezones antes y después de la toma, aparición de grietas y sangrado, pezones comprimidos después de amamantar
- En el bebé: dificultades para agarrarse al pezón, traga mucho aire mientras chupa, hace un sonido brusco al chupar, no aumenta de peso