Hoy he cogido a la Cabezota por los cuernos y me la he llevado a la parcela. La mañana estaba fresca y el asfalto mojado porque ayer por la noche se rompió el cielo del centro peninsular dando lecciones de cómo sonar y de cómo lucir. Fresca, húmeda y soleada se presentaba la mañana. A los campos ya les han purineado y las nubes de la Sierra pobre viven tranquilas porque Eolo ya se ha ido.
Y he ido a la parcela a hacer las tareas propias de las parcelas, ya se puede imaginar el lector. Pero también he ido porque por fin han llegado los riser up que compré (sinceramente no me acuerdo) en Amazon. Compré los más pequeños porque con veintiocho milímetros el depósito tenía suficiente.
Ha sido una operación bien sencilla. Quitar tornillos y poner tornillos (y una gota de pegamento). El resultado no es nada espectacular pero me gusta. Así, la Cabezota, ahora, lleva la frente más alta. La frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta.
Claro, Sabina. Resulta que Joaquín Sabina, en su canción 19 días y 500 noches, hace la descripción perfecta de qué tiene que ser una Harley-Davidson, de cómo tiene que ser la Cabezota. La frente muy alta ya la tiene. El testón del depósito, del peanut, sobresale un poquito y parece que baja la cabeza, hundiendo la barbilla, enseñando la frente. La frente muy alta la llevan aquellos que no tienen de qué avergonzarse, aquellos que actúan y asumen sus actuaciones y sus consecuencias. Llevar la cabeza muy alta es de valientes y de orgullosos. La lengua muy larga, sin embargo, simboliza el descaro, el hablar desde lo que se piensa y desde lo que se es. La Cabezota es lenguaraz en su sonido. Dice lo que tiene que decir al ritmo desacompasado de los pistones y lo dice en su tono justo, ni muy así ni muy asá. A su estilo. Y la falda muy corta. La falda atractiva que deja ver todo lo que se puede ver. La moto sincera que prescinde de carenados que desvían la mirada de lo realmente interesante. La falda corta, la moto casi naked, que airea la esencia metálica y mecánica de su arquitectura interior.
La frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta. El orgullo, la expresión y la estética. No me diga el lector que si no tomamos estos tres elementos y los combinamos adecuadamente, no nos sale una Harley-Davidson...