Cuando oigo eso de que hay demasiados shooters, de que todos son iguales, un “mata-mata”, no puedo sino sonreír, ya sea interior o exteriormente dependiendo de la proporción respeto/complicidad que tenga con el hablante.
Frente a los Call of Duty cuyos modos de campaña no suelen estar nada mal, la experiencia multijugador de Battlefield, si se acomete con los instrumentos necesarios, puede convertirse en una experiencia muy enriquecedora que no encontraréis fácilmente en otros lares.
Satisfacción
Para empezar, el multijugador de Battlefield 3, aunque recompensa la ejecución de soldados rivales, recompensa aún más hechos como ganar la partida, ser parte de la mejor patrulla, contribuir a los éxitos de la misión, o cosas como dar munición o botiquines a los demás. Algunas de mis mejores partidas no han sido aquellas en las que he matado más, sino aquellas en las que, sabedor de que la situación estaba lejos de desbloquearse para un bando o para otro, yo, en vez de disparar (que también, diantre), me dedicaba a resucitar a compañeros con mi desfibrilador y a situar los botiquines estratégicamente cerca de mis coetáneos pero lejos de los disparos y las granadas rivales.
Como decía, es meritorio formar parte de la mejor patrulla, cosa que es limitada al comienzo de la partida, cuando aún hay huecos y puedes elegir. Y nuevamente, los mejores, los que más puntuación obtienen, son los que saben a qué hay que ir, y cómo hay que hacerlo.
Clases
El “médico” (la clase no se llama así) es el que cura y resucita a los demás. Pero además de estos motivos por los cuales es la clase más fácil de llevar en Battlefield (la más satisfactoria para el novato) tiene las armas más versátiles en cuanto a precisión, siendo capaz de ametrallar bastante decentemente al personal ya sea a corta, media o incluso larga distancia. Como digo, resucitar y dar botiquines es sencillo, con un poco de experiencia, y es sin duda alguna la clase por la que se debería comenzar.
El francotirador. Ya sé lo que piensan. El dios de la bala. La sombra justiciera. Pues no. O sí, pero sin abusar. Está bien que haya un francotirador en nuestro equipo, eliminando rivales en la lejanía, pero un francotirador puede hacer otras cosas que otros no pueden. Olvídate de quedarte en el monte haciendo headshots. Sí, te puede relajar, pero créeme, nada comparado con poner un sensor de movimientos cerca de tu patrulla, para saber quién o quiénes se están acercando a vosotros con aviesas intenciones. O el otro aparato El francotirador tiene un precioso cacharro muy útil. Me explico. El ingeniero, como ahora comentaré, es capaz de lanzar “bazokazos” a pelo, pero tiene otra arma, el Javelin, que necesita “fijar” el objetivo unos segundos, logrando que tras la fijación el misil vaya sí o sí hacia el objetivo, variando su dirección si hiciera falta, y haciendo más daño que el “bazooka” tradicional. Volvamos al francotirador. Su cacharro permite poner esa “fijación por láser” incluso a lejanos objetivos, de manera automática, encontrándonos de pronto con que tenemos una “marca fijada” desde muy lejos, casi sin verlo. Y sabemos que al disparar, tarde más o tarde menos, el objetivo recibirá un misil de entre la marabunta forestal entre la que se encuentre.
Luego está el que yo llamo “apoyo”, un tío más pesadete, de ametralladora más sólida, más Terminator. Este entre otra cosas podrá dar munición (nuestro fiel amigo cuando seamos ingenieros y gastemos los misiles) y podrá disponer de C4, para poder jugar a intentar acoplarlo al tanque, en una de las maniobras más satisfactorias de todo el juego (“¿me verá el del tanque? ¿me atropellará? ¿conseguiré reventarlo?”).
El ingeniero es mi clase favorita. Como arma no tiene la precisión de las armas del “médico”, pero olvidemos esto. Lo que hace que el ingeniero lo pete es que es el más favorecido a la hora de cargarse vehículos, con el subidón que ello conlleva. Tanques, vehículos aéreos. Es una gozada ver un tanque, que él no te vea a ti, e intentar flanquearlo para, atención, lanzarle directamente el “bazookazo”, o bien poner algunas minas para atraer su atención, o bien atraerle para que tu compañero de apoyo con C4, que estará en el lado opuesto, pueda acercarse a él por la espalda (esto último puede hacerlo cualquiera, pero a quien le tiene más pánico el tanque es al ingeniero, luego a él perseguirá con mayor interés).
Es difícil cazar cazas, se defienden muy bien de tus malévolas intenciones, pero los helicópteros no lo tienen tan fácil, y reventar helicópteros llenos de pasajeros es una gozada inenarrable.
Compañeros
Fundamental jugar con algún conocido. Sí, puedes jugar en servidores franceses o chinos, o incluso con algún conocidillo. Pero nada como jugar con amigos de verdad, de los de siempre, a los que conoces lo suficiente como para poder compartir alguna vez algún silencio que otro. Fundamental. Porque la propia complicidad que entre los amigos yace se translada al juego, y cuando cojáis experiencia sentiréis lo equivalente a esas miradas que no requieren mayor explicación, esas sonrisas mutuas cuando el motivo de la chanza es equivalente. Bastarán unas pocas palabras (“tú flanquea, yo distraigo”) para que la confianza y los años de colaboración mutua hagan más daño que el C4 mejor colocado.
Micrófono
Dejaos de chat. Micrófono. Tienes que oír y poder hablar con el compañero. Fundamental. La experiencia es única, irrepetible. Ese susurro tenso (pese a que el enemigo no puede oíros) os activará el corazón, os mantendrá siempre dispuestos a asomaros en busca de una mejor visión o en busca de un objetivo. Hay gente muy maestra en esto del chat, pero más rápido que la voz no es. Una advertencia (“me han matado, vienen por atrás”) no solo nos otorga mayor efectividad asesina, sino que ensalza el realismo de los intercomunicadores militares. No lo penséis, cuando juguéis a Battlefield, hacedlo avituallados.
El azar
No vas a poder controlar la misión. Es imposible. Siempre saldrá alguien por la espalda para clavarte el cuchillo de forma vergonzante, siempre aparecerá el tanque porculero cuando creas que has dominado un punto clave, siempre tendrás que huir de los tanques intentando que no te conviertan en gravilla, y siempre temerás a los helicópteros de combate cuando escuches su vertiginosa metralla cerca. Es así, vaquero. Pero también puede ser al revés. Siempre habrá un piloto de helicóptero enemigo y neonato que no sepa que no puede quedarse quieto en un punto clave en el que hay sospecha de que hay enemigos, siempre habrá un tanque despistado que mire siempre para adelante, pero nunca hacia los lados (C4 que te crió) y hacia debajo (mina que te crió). Siempre habrá ese soldado que ignore que disparando hacia la zona de cuello/cara obtiene más posibilidades de mandarte a criar malvas, ese que intentará acuchillarte corriendo hacia ti, olvidando el sigilo, y recibiendo a cambio de su ingenuidad una bala en la sien, y siempre habrá quien ignore que si por error disparas una bala, automáticamente se revela tu posición en el mapa durante un minuto o así (salvo que lleves silenciador). El azar es el clima del juego, el que te estremece de furia por una oportunidad perdida por culpa de un cabronazo que ni siquiera sabe jugar, pero también la plegaria divina cuando “respawneas” justo detrás de un tanque enemigo con las manos rebosantes de delicioso C4.
El vuelo
Lo confieso. Para cazas y helicópteros no sirvo. En el caso de los cazas puedo salvarme algo, pero no mucho (y la sabiduría en Battlefield consiste en saber qué hace quién mejor que tú para dejar que lo haga él), pero en cuanto a helicópteros lo de las dos direcciones es una pesadilla para mí. Tras intentarlo mucho, he desistido, pero he estado a bordo de otros helicópteros, jugando con amigos muy experimentados, y es una gozada escuchar la frase “este tío controla” de ese compañero cuando se ve al piloto, a quien no se conoce de nada, moverse como pez en el agua, haciendo incursiones en los puntos clave tensos, sabiéndose poner de lado para que el personal pueda descargar su furia, pero no quedándose demasiado tiempo quieto para no atraer a indecentes ingenieros enemigos. Yo no lo he dominado, pero reconozco que el vuelo en Battlefield es todo un arte, y tiene que ser una preciosidad poder tatarear la Cabalgata de las Valquirias sabiendo que, tras unos segundos, tu tarareo no se va a ver interrumpido debido al destrozo ocasionado por el contacto entre el helicóptero que pilotas y el suelo, por ejemplo, llevándote de paso a varios compañeros por delante, salpicándose el chat de los más furibundos insultos que puedan imaginarse.
Conclusión
El multijugador de Battlefield 3 es una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Es cierto que hay que eliminar prejuicios hacia los shooters, hay que sortear los intentos de la plataforma Origin de querer que la recuerdes por su ineficiencia, y requiere de un eficaz sistema de comunicación. Pero una vez superado todo eso, es tremendamente satisfactorio. Puedes dedicarte a conocer las clases, los mapas (algunos de ellos extensísimos, otros de ellos muy cortos, algunos de noche, otros en el desierto, otros con en paisajes nevados) y puedes ir desbloqueando armas y dispositivos según vayas adquiriendo nivel.
A mí dejadme de MMPORG´s. A mí dadme misiles para el ingeniero.
La entrada La frontera del Caspio es 100% producto Deus Ex Machina.