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En la frontera entre Libia y Túnez se amontonan decenas de miles de personas que intentan salir huyendo de la represión del régimen de Muammar Kadafi.
Familias enteras dejaron todo lo que tenían y sólo llevan lo puesto. Desde que comenzó la rebelión, la enorme marea humana no cesa y ya son entre 40.000 y 60.000 los que esperan detrás de los puestos de control. Pero ahora, esa enorme migración que lleva casi 150.000 personas desde que comenzó el conflicto –la mitad fueron a Egipto y la mitad a Túnez– también amenaza con provocar una fuerte crisis sanitaria y de desabastecimiento.
“Nuestro personal en la frontera nos informó esta mañana (por ayer) que la situación está alcanzando un punto de crisis”, dijo la portavoz del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), Melissa Fleming, quien advirtió que “para evitar una crisis humanitaria se necesita transporte urgente para evacuar a los desplazados”.
Mientras sigue el flujo constante de refugiados, las carpas prácticamente ya no dan abasto . Para calmar a la gente, cada tanto los soldados lanzan panes y botellas de agua a las miles de personas que se amontonan frente a las vallas que dividen la zona. La excepción son las mujeres y niños, que a veces son llevados a otro sector, con mayor resguardo. El resto debe esperar para pasar a través de los cinco corredores peatonales que lo llevarán hasta Túnez.
Ante las cámaras de los reporteros que allí están, ayer un grupo de inmigrantes de Bangladesh izó un cartel con un llamado desesperado a las autoridades: “Ayuda, ayuda, ayuda.
Somos 18.000 aquí sin agua y sin comida, por favor organicen algo para sacarnos ”.
Además de los que hacen fila para conseguir alimento, están otros cientos de miles que tratan de alcanzar los ómnibus que parten desde la frontera, aunque para hacer un recorrido de escasos kilómetros. Esos vehículos llevan a los refugiados a otro sector de la frontera en búsqueda de carpas que no estén colapsadas.
La directora del Programa Alimentario Mundial (WFP), Josette Sheeran, que visitó esa frontera ayer, se mostró preocupada “porque no disminuye el número de personas” e informó que llevó 80 toneladas de alimentos para los refugiados. “La situación es delicada porque el 90% de los alimentos de Libia proviene de las importaciones. Y por los disturbios éstas se vieron muy afectadas”, analizó.
Durante estos días, el tránsito por la extensión de 300 metros que hay entre el límite de un país y otro no había provocado reacción de los militares tunecinos, pero ayer, luego de intentar frenar las estampidas sin reprimir, comenzaron a disparar al aire y golpearlos con bastones .
En este intento de control, desbordados por la situación, la policía y el ejército de Túnez dieron poderes ilimitados a jóvenes contrabandistas –en su mayoría libios– que armados con palos y varas de metal intentan mantener en el lugar a la masa de refugiados y periodistas que allí están.
Fuente: clarin.com