Saben ya más por viejos que por vaqueros. Vaqueros de Malasaña, supervivientes del renacimiento de rock guitarrero de mediados de los años ochenta del siglo veinte. Duelo al sol, la ley de la horca, en el límite del bien y del mal, pobre tahur, whisky, mujeres y boogie. La Frontera, el sábado en la Supersonic de Cádiz. Javier Andreu y compañía presentan su nuevo disco a lo largo del país. Leyendas genuinas del rock con espuelas.
El destino dio a elegir: periodismo o rock & roll. Repartieron los instrumentos al azar. Una mañana de pellas, en el bar de la Facultad de Ciencias de la Información, en el corazón de la Complutense, antro levantado con planos de una prisión, según otra leyenda urbana, cinco eran cinco, y los cinco guitarristas. Así que lo echaron a suertes, fundaron las Muñecas Repollo, en honor a las New York Dolls, y ganaron el concurso Villa de Madrid con versiones de los Pistols, los Buzzcocks, y algunos temas nuevos. Luego conquistaron Malasaña, el barrio señero, y firmaron su primer contrato la noche de su debut en Rock Ola. La carrera de La Frontera se cuenta rápido: años gloriosos, algunos vaivenes y vuelta a los orígenes. Compartieron noches memorables con los Enemigos, los Nativos, Desperados, Del Tonos o Sex Museum, aunque puede decirse que se han jugado los cuartos con varias generaciones de músicos, desde la extinta nueva ola a nuestros días, capturados vivos.