El último personaje femenino y la más joven de la familia en La casa de los espíritus es Alba, hija de Blanca y Pedro García Tercero. Clara decía que Alba será bendecida por las estrellas, pero su destino no fue nada fácil. Ella no ha heredado nada de sus ascendientes, excepto que tenía el cabello verde como Rosa. Toda la familia la amaba, especialmente su abuelo Esteban. Siempre fue protegida y la más querida. Logró establecer fuertes conexiones con los miembros de su familia.
Lo que une toda familia y hace Esteban Trueba un hombre más paciente y tolerante es Alba y su poder de amar. Su relación con Miguel es bastante estable, ellos superan todas las diferencias sociales y forman su relación dentro de una de las habitaciones abandonas en la casa de Alba. " A ella le costaba reconocer en ese joven enamorado y dulce que reía y retozaba en una inacabable bacanal, al revolucionario ávido de justicia que aprendía, en secreto, el uso de las armas de fuego y las estrategias revolucionarias. Alba inventaba irresistibles trucos de seducción y Miguel creaba nuevas y maravillosas formas de amarla. "[1]
Tanto Alba como Miguel tiene un espíritu revolucionario, ellos quieren cambios en su país y quieren ayudar a la gente. Alba lucha por su ideología, no soporta la injusticia, hasta que incluso arriesga su vida para ayudar a otros. Junto a Miguel, participa en la protesta y también en el golpe del gobierno. Y todo esto hace por el amor que siente por Miguel. " Alba...no tenía ningún interés en la política y sólo quería hablar de amor. [...] Por amor a Miguel, y no por convicción ideológica, Alba se atrincheró en la Universidad junto a los estudiantes que se tomaron el edificio en apoyo a una huelga de trabajadores. "[2] Ella puede afrontarse a todos obstáculos. Después del golpe, Alba ayuda a la gente a escapar del país y les da comida a los pobres. Sabe sacrificarse por otros y justamente eso le trae muchas desgracias. También, ella encuentra las armas para Miguel y vende algunas posesiones familiares para darle el dinero. Justamente porque está ayudando a Miguel y a sus compañeros, Alba está detenida. En la prisión, se encuentra con Esteban García y él le hace daño porque odia a su abuelo. Por culpa de los sentimientos de Esteban y su rabia, Alba está violada y torturada. En este caso Alba no tiene suerte, y se afronta con el peor. Esteban García puede aprovecharse la situación solo porque ella es una mujer. Alba representa una víctima, pero logra sobrevivir el horror y la tortura, solo porque es fuerte. Encuentra la manera de aliviar su dolor y escribe todo lo que sabe de las mujeres de su familia, e incluso de sí misma.
Su abuelo nunca renunció a buscar la manera de rescatarla. Desesperadamente, él trata de encontrar la ayuda y lo consigue. Saca Alba de la prisión y de las manos de Esteban García. En este caso, el amor de Esteban por su nieta es lo que salva Alma. Ella representa muy valiente mujer que resiste a toda violencia contra ella, y sale de esta situación más fuerte y encuentra su libertad e independencia.
Alba empieza a escribir historia de su familia, y como base tiene cuadernos de su abuela Clara y cartas de su madre. De esta manera, Alba se identifica con otras mujeres de su familia y puede comparar sus experiencias con la suya.[3] [1]Isabel, Allende, La casa de los espíritus, Barcelona: Plaza & Janes, 1997, pp.305
[2] Isabel, Allende, La casa de los espíritus, Barcelona: Plaza & Janes, 1997, pp.284 [3]Doris, Meyer, Female Creativity and Dialogic Relationships in Isabel Allende's La casa de los espíritus, http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/hispania-4/html/p0000002.htm#I_9_
Diario de una chica soñadora