Revista Opinión

La fuerza de la economía solidaria en el Estado español

Publicado el 31 octubre 2016 por Riss

La Economía Social y Solidaria (ESS) demuestra que otra forma de aplicar la economía es posible. Una economía que trata de garantizar la sostenibilidad de la vida, el bienestar de sus miembros y de la sociedad en su conjunto.

La reciente firma del Ayuntamiento de Madrid con la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Madrid (REAS Madrid), el pasado 10 de octubre, supone un espaldarazo para los planteamientos económicos alternativos. La Economía Social y Solidaria (ESS) demuestra que otra forma de aplicar la economía es posible. Una economía que trata de garantizar la sostenibilidad de la vida, el bienestar de sus miembros y de la sociedad en su conjunto.

Especulación

Es importante recordar la urgente necesidad que tenemos hoy en día de planteamientos económicos alternativos frente a la fiebre cortoplacista y abstracta que domina la economía. El mercado de derivados, máxima expresión de la financiarización especulativa, creció en torno a un 20% en el periodo 2008-2015, mientras que el resto de la economía experimentaba una recesión importante. En la última estadística del Bank of International Settlements se estima que el mercado de derivados oscilaba en torno a 493.000 millones de dólares en mayo de este año, frente los casi 73.500 del Producto Interior Bruto global, según el Banco Mundial. Los derivados suponen en torno a 6,71 veces el valor del PIB mundial.

Los derivados son instrumentos financieros cuyo valor “deriva” de otra cosa, es decir, es una estimación del precio de otros productos y servicios. Se encuentran en las altas esferas de las bolsas de valores, y contribuyen muy poco a la mejora de las condiciones de vida de la población general. Eso sí, enriquecen (y mucho) a los gerifaltes del pico de la pirámide económica.

Por otro lado, si bien es cierto que la economía que representa el PIB está más vinculada a la economía productiva, no deja de ser un medidor crecentista que fomenta el consumo y la producción sin tener en cuenta los cuidados mutuos o los límites planetarios.

Frente a esto, la ESS tiene como principio fundamental introducir niveles crecientes y cualitativamente superiores de solidaridad en las actividades y organizaciones económicas. Según Luis Razeto, profesor de Filosofía, director del Magíster en Economía Solidaria y Desarrollo Sustentable (Universidad Bolivariana, Chile) y referente académico de la ESS, ésta se caracteriza por el Factor C o ‘factor comunitario’ como categoría organizadora. Este Factor C se manifiesta en la cooperación en el trabajo que acrecienta la eficiencia de la fuerza laboral; en el uso compartido de conocimientos e informaciones que da lugar a un importante elemento de creatividad social; en la adopción colectiva de decisiones, en una mejor integración funcional de los distintos componentes funcionales de la empresa, que reduce la conflictividad y los costos que de ésta derivan, en la satisfacción de necesidades de convivencia y participación.

Principios

La economía solidaria nace como movimiento socioeconómico a nivel mundial en la década de los 90 y se reafirma en los encuentros de Porto Alegre y los foros sociales que ya desde el 98 hablaban de recuperar el discurso transformador del movimiento cooperativista de principios del siglo XIX.

La fuerza de la economía solidaria en el Estado español

La Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) es una organización que opera en el Estado español, conectada por nodos territoriales y sectoriales integrados por entidades, empresas y personas físicas, que trabajan por una economía transformadora. Sus bases y principios fueron firmados en su carta fundacional en el año 95 y son los siguientes: equidad, trabajo, sostenibilidad ambiental, cooperación, sin fines lucrativos y compromiso con el entorno. Estos principios se auditan cada año y están atravesados por varios ejes transversales.

Economía auditada

Al contrario que la economía de capital que se caracteriza por la ausencia de voces críticas en sus filas, con unos pilares monolíticos y obsoletos, la ESS está en constante debate, crecimiento y creatividad. Todos los años, las empresas y entidades comprometidas con los principios pasan una auditoría social para comprobar si están en el buen camino.

Existen multitud de iniciativas que plantean estos principios y los llevan a la práctica, y en el Estado español los datos que REAS presenta cada año van al alza. Es importante tener en cuenta que a pesar de que la ESS es representativa de una pequeña parte de la sociedad, ésta se va haciendo cada vez más fuerte y mueve un grandísimo capital social. En sus 20 años de existencia, REAS tiene presencia territorial en todas las comunidades autónomas salvo en Castilla-La Mancha, Cantabria y Asturias. Asimismo, cuenta en su seno con cuatro grandes redes sectoriales: la Red AERESS, la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Som Energía y la rama de finanzas solidarias, donde se pueden encontrar entidades como Fiare, Coop 57, OikoCredit o CAES.

Institución

En el año 2011 REAS entra en la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES), institución que supone la máxima representación institucional de la economía social en el Estado español. “CEPES en el ámbito institucional es lo que más se acerca a lo que REAS propone. Queremos tener un papel en un sector que es más amplio que el nuestro, pero donde buscamos nuestro reconocimiento también, con nuestras singularidades. Entre naufragar solos en el maremágnum del mercado globalizado y capitalista veíamos interesante encontrarnos con las diferentes familias de la economía social”, señala Mikel Fernández, representante de REAS en CEPES. Ambas instituciones tienen como fin representar y dar voz a otra forma de hacer empresa, donde prima la persona por encima del capital.

“CEPES es una plataforma donde se abren espacios en los que se puede discutir y generar sitios de encuentro, es bueno que los modelos empresariales de la economía social y la economía solidaria hablen”, añade. La economía solidaria incide constantemente en los valores y principios sobre los que se sustenta, y la economía social ha naufragado muchas veces en la laguna de sus propios principios, debido a su falta de práctica, de ahí que sea “necesario incidir en la esencia de la economía solidaria”, dice.

La economía social tiene como principio el poner a las personas en el centro de su actividad económica, al igual que la economía solidaria. La diferencia es cómo se aplican esos principios. El ejemplo más claro lo tenemos en el escándalo de las preferentes de Eroski que vendió Caja Laboral. No se puede olvidar que ambas pertenecen al Grupo Mondragón, el máximo representante del movimiento cooperativista, cuyo ejemplo se estudia a lo ancho y largo de este mundo.

La sostenibilidad de la vida no pasa sólo por la centralidad de las personas en las relaciones económicas, sino también por el respeto del medio ambiente o la reducción del uso y abuso de los recursos naturales. Por ejemplo, las grandes cooperativas agrarias utilizan fertilizantes químicos y un modelo de producción extensivo que daña el medio ambiente a través de la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la deforestación o la pérdida de biodiversidad genética, la erosión del suelo y el agotamiento de los acuí­feros. “Los retos pasan por revertir la lógica con la que el capital opera en las empresas”, comenta el representante de REAS.

El objeto de la economía solidaria sobrepasa el espacio de la empresa. La empresa es una parte importante de organizar la actividad comunitaria, y por lo tanto un elemento importante para llevar a cabo el desarrollo de las personas y las comunidades. “La economía solidaria es, además de un sector económico, un movimiento social que aspira a la transformación social desde la actividad económica”, afirma Fernández.

Uno de los grandes retos a los que se enfrentan las economías social y solidaria en el plano institucional es su presencia en el diálogo social, los espacios de negociación y consulta que se dan entre los representantes del gobierno, la patronal y los trabajadores. Los Pactos de la Moncloa, firmados en plena transición española en 1977, marcaron un antes y un después en las negociaciones sociales y económicas en nuestro país. En el diálogo social CEOE-Cepyme, CCOO y UGT son los agentes representados y todo lo demás está fuera. Se lo reparten entre dos modelos y no se incluye a un agente real que existe, que es la economía social. El hecho de que los trabajadores sean “propietarios”, como en el caso de las cooperativas, es una figura que no está representada en las negociaciones “y es un espacio de reconocimiento necesario”, tal y como afirma Fernández.

Nuevas economías

Otro de los debates encima de la mesa es su diferenciación y similitud con las nuevas formas de economía que están surgiendo en relación con la crisis de modelo que tiene el capitalismo, como por ejemplo, la economía colaborativa, la economía azul o la economía circular, que no siempre comparten los principios de la economía solidaria. “Pueden existir muchas coincidencias o similitudes en nuevas conceptualizaciones de la economía, como puede ser la economía del bien común, pero otras economías emergentes llegan a tener prácticas contrarias a los principios de la economía solidaria”, dice Mikel Fernández.

La economía circular está siendo utilizada por las grandes empresas de capital como una economía respetuosa con el medio ambiente. La fundación Ellen MacArthur, patrocinada por gigantes como Unilever, Renault o CISCO, es uno de los centros de pensamiento que está apoyando el desarrollo conceptual de la economía circular. En su página web hablan de capitalismo natural o ecología industrial, apropiándose de significados que son utilizados desde hace décadas por los movimientos sociales.

Evidentemente, la economía solidaria es colaborativa y circular. “La sociedad está buscando nuevos conceptos que desborden el nombre manchado de la economía capitalista, que no se adjetiva, porque es la que hay. Hay muchas adjetivaciones que no transforman nada. Es importante la innovación en la actividad económica que pasen por atender a los principios que tenemos en la economía solidaria”, sentencia Fernández.

Sin prisa pero sin pausa, la ESS aumenta a paso firme. Al contrario que las grandes marcas del capital que buscan el crecimiento inmediato y depredador, la ESS se consolida como un agente económico alternativo.

Los ejes transversales de la economía solidaria

  • La autogestión como metodología que respeta, implica, educa, iguala las oportunidades y posibilita el empoderamiento.
  • La autonomía como principio de libertad y ejercicio de la corresponsabilidad.
  • La cultura liberadora como base de pensamientos creativos, científicos y  alternativos que nos ayuden a buscar, investigar y encontrar nuevas formas de convivir, producir, disfrutar, consumir y organizar la política y la economía al servicio de todas las personas.
  • El desarrollo de las personas en todas sus dimensiones y capacidades: físicas, psíquicas, espirituales, estéticas, artísticas, sensibles, relacionales… en armonía con la naturaleza, por encima de cualquier crecimiento desequilibrado económico, financiero, bélico, consumista, transgénico y anómalo como el que se está propugnando en nombre de un desarrollo “ficticio”.
  • La compenetración con la naturaleza.
  • La solidaridad humana y económica como principio de nuestras relaciones locales,  nacionales e internacionales.

Fuente: Diagonal


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