Era necesario ya abrir por fin este cajón de ilusiones.
Para recordar que si la ilusión muere se pierden oportunidades de grandes viajes. Porque sin ilusión es muy dificil conseguir nada. Porque salir cada de día de casa con la ilusión en el bolsillo es imprescindible. Tiene tanta fuerza que es capaz de dibujar sonrisas, de alimentar sueños, de despertar emociones aletargadas y de mantener vivas las que ya existían. La ilusión es un motor de vida capaz de llevarnos hasta donde soñemos, que nos va sustentando por el trayecto, que nos anima a seguir avanzando, que nos motiva a luchar por el viaje. Y no tienen por qué ser ilusiones muy grandes, ni destinos lejanos o exóticos. Pueden ser también ilusiones pequeñas, escapadas sencillas, paseos cercanos. Da lo mismo.
Lo realmente importante es no dejar nunca que la ilusión se escabulla por el roto del bolsillo. Y si eso ocurre, simplemente hay que recogerla del suelo, zurcir el desgarro y guardarla de nuevo. Entonces ella sola volverá a agarrarse, a hacerse fuerte a tu lado para evitar perderse en el camino. Y aunque a veces parezca diluirse entre adversidades y obstáculos, si la ilusión es firme y el destino está en tu mente tarde o temprano llegarás a él. Así que elige tu ilusión, búscale un sitio cómodo en tu mente y deja que vaya germinando. Si la cuidas como es debido, pronto echará raíces que irán extendiéndose por tu interior, recorriendo tus venas y, algún día, tendrá tanta fuerza que florecerá hasta convertirse en una realidad.
A base de ilusiones hemos pisado lugares que nos parecían imposibles, hemos caminado sobre un glaciar, subido a una duna con la arena más antigua del mundo, bajado los rápidos de un gran río, sobrevolado lugares increíbles, hemos conocido la hospitalidad en estado puro, el valor de la sonrisas, descubierto culturas nuevas, hemos acampado junto a hipopótamos, arribado a playas desérticas, disfrutado del sol de medianoche, de miles de luciérnagas brillando en la oscuridad… Porque por muy negra que sea la noche siempre habrá alguna pequeña luciérnaga manteniendo una luz diminuta pero suficiente para alumbrar el camino.
Por eso confío tanto en la ilusión que hace posible lo imposible. Por eso no dejaré que se escape. Y por eso se abre este cajón, para llenarlo con todos los destinos con los que, en algún momento, hemos soñado: Nepal, Madagascar, Argentina, Malasia, Bolivia, Nueva Zelanda, Australia…
Porque cada viaje empieza como una simple ilusión y lo mismo sucede con el gran viaje que es la propia vida.