Liderada
por casi medio siglo por el premio Nobel de Química de 1970, el doctor Luis
Federico Leloir. En la actualidad alberga 24 grupos de investigación que
buscan entender y curar enfermedades como cáncer, neurodegenerativas e
infecciosas, controlar plagas o diseñar vacunas.
Ensayos clínicos con una vacuna terapéutica contra el melanoma, el estudio de
distintos tipos de cáncer, un chip en camino que analizará saliva para saber si
una persona tiene riesgo de desarrollar Alzheimer, la identificación de blancos
terapéuticos para poder curar en el futuro el dengue y la brucelosis, el
hallazgo de mecanismos que "enchufan" neuronas y su posible impacto a futuro en
terapias para diversas enfermedades neurodegenerativas, y la búsqueda de plantas
inteligentes que se adapten al cambio climático y a condiciones adversas, son
solo algunos ejemplos de los tantos proyectos científicos que se realizan en la Fundación
Instituto Leloir, un
centro de investigación científica que este año celebra su 70° Aniversario.
"A lo largo de su historia, el Instituto ha realizado importantísimos
descubrimientos en biomedicina y agricultura, alcanzando reconocimiento mundial
por la calidad e impacto de sus investigaciones. Esto se ha logrado agrupando
científicos excelentes y generando condiciones que desarrollen la creatividad,
impulsando la expresión de todo el potencial generador de conocimiento,
especialmente en las generaciones jóvenes", señala el doctor Alejandro Schinder,
presidente de la Fundación Instituto Leloir y también investigador del CONICET
Y agrega: "Producimos conocimiento, pero también generamos un pensamiento
abierto y autocrítico, preparado para enfrentar distintas problemáticas. Esta
construcción es indispensable para curar enfermedades, producir tecnologías
innovadoras, y diseñar estrategias de crecimiento. La ciencia es el motor
necesario para para construir un mejor modelo de país".
Para la doctora Andrea Gamarnik, directora del Instituto
de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA),
unidad de doble dependencia creada por la Fundación Instituto Leloir y el
CONICET, "cumplir 70 años con una trayectoria como la de nuestro instituto nos
llena de orgullo. Estamos convencidos que la investigación científica de calidad
transforma la vida de las personas, permite entender y curar enfermedades,
controlar plagas o diseñar vacunas. Por este motivo el compromiso del Instituto
Leloir es el de fomentar trabajos científicos originales e innovadores del más
alto nivel, produciendo conocimiento genuino y formando recursos humanos
capacitados para pensar y resolver problemas de nuestra sociedad".
De una casa a un edificio
Originalmente, la Fundación se llamó "Instituto de Investigaciones Bioquímicas
Fundación Campomar (IIB-FC)". Su historia comenzó en una vieja casa ubicada en
la calle Julián Álvarez 1719, en Buenos Aires, y contaba con el apoyo económico
del empresario textil Jaime Campomar.
La propiedad, de unos 100 metros cuadrados, "tenía un techo de zinc corroído (…)
y una especie de acueducto que tuvimos que construir para proteger los libros de
las goteras", según recordaba el propio Luis
Federico Leloir, quien
había sido nombrado como su primer director bajo los auspicios del Nobel de
Medicina 1947 Bernardo
Houssay. Leloir
tenía entonces 41 años y se había perfeccionado como investigador en Inglaterra
y Estados Unidos. El futuro Nobel de Química 1970 ocuparía ese cargo durante más
de cuatro décadas.
Quizás faltaban recursos, pero el clima de trabajo era estimulante. El
crecimiento, tanto de la producción como de la cantidad de científicos,
impulsaría luego dos mudanzas sucesivas: en 1958, a la calle Vuelta de Obligado
2490, en el barrio de Belgrano, donde antes había funcionado una escuela. Y en
1983, a la actual sede en Parque Centenario. El aporte privado, incluyendo un
importante legado de Carlos Campomar (hermano de Jaime) en 1977, posibilitó esa
transición.
Hoy en día, el edificio de la fundación alberga a 24 laboratorios con cerca de
160 investigadores y becarios del CONICET, 10 becarios de la Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva, 35 estudiantes de grado y personal de apoyo.
Herramientas tecnológicas
Asimismo cuenta con un brazo de transferencia tecnológica a través de su
representante exclusiva, INIS Biotech, cuyo objetivo es convertir los avances
científicos en herramientas y tecnologías que ayuden a la prevención,
diagnóstico y tratamiento en distintas áreas de salud y que aporten soluciones
al sector productivo, tanto en el agro como en la industria; un programa de
divulgación científica que es pionero en el país, creado por el doctor Enrique
Belocopitow en 1985, y la Biblioteca Cardini, declarada de referencia nacional
en su especialidad por la Cámara de Diputados de la Nación.
"Recorrimos un largo camino. Y ahora, más que nunca, en el día de nuestro
aniversario, y en homenaje a quien fuera el creador del Instituto, el doctor
Luis Federico Leloir, nos une un profundo deseo de continuar mejorando para
sostener y profundizar la comprometida tarea de hacer investigación en nuestro
país", afirma Gamarnik.
En esa misma línea, la doctora Ángeles Zorreguieta, directora de la Fundación
Instituto Leloir, investigadora del CONICET y discípula del doctor Leloir,
afirma: "Nuestro gran desafío es seguir avanzando en la comprensión de los
procesos fundamentales de la vida, en el desarrollo de soluciones terapéuticas
en el área de salud y en estrategias tecnológicas para mejorar la producción
agrícola".
"En este aniversario tan importante queremos rendir homenaje a los pioneros de
nuestra institución y, también, agradecer el apoyo económico de organismos
estatales, internacionales, fundaciones, empresas e individuos que con espíritu
filantrópico apoyan a la ciencia", concluye Zorreguieta.
Fuente: Agencia CyTA-Fundación Instituto Leloir
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