Cuando menos se lo esperan
Llega a la España de los Premios Planeta la Irlanda de Gene Kerrigan, un mundo caleidoscópico habitado por todo el espectro delictivo del Dublín actual. Gánsteres, sabuesos, víctimas, políticos y anónimos ciudadanos tropiezan constantemente en sus calles y en sus páginas; todos ellos, dominados por un deseo común de poner en orden un mundo en crisis que les lleva, irremediablemente, a enfrentarse unos con otros en una guerra inacabable.En este ecosistema de supervivientes destacan dos cazadores: Bob Tidey, detective cincuentón testarudo, cada vez menos inspirado en su lucha contra el caos; y Vincent Naylor, sociópata en proceso de reconversión en delincuente respetable. A Tidey se le encarga colaborar en la resolución de un caso de interés nacional (asesinato de un conocido banquero) que guarda relación con otro caso más antiguo y personal. En su búsqueda de la verdad recurre a viejos conocidos de todas las capas sociales que le ayudan atar cabos y, también, a recordarse a sí mismo porque, después de tantos años, vale la pena ser policía. Naylor, por su parte, nos pasea por el otro lado del espejo y nos muestra todos los pasos a dar por un gánster recién salido de la cárcel, ansioso de dar su primer golpe maestro. Ellos dos, y muchos otros, van enredándose en una tela de araña en la que acaban coincidiendo cuando menos se lo esperan.acercándonos al infartoEn cuanto a la forma de la novela, podría decirse que la historia “vuela” sobre un enjambre de capítulos diminutos dotados de una intensidad más que considerable. No creo que haya una menor economía expresiva que la que logra Kerrigan en este libro. Todo él está ideado como una larga sucesión de descargas de buen hacer literario que se disparan sin cuartel cada pocas páginas. De hecho, no parece que al autor le importe tanto construir una historia sólida en la que las piezas dispersas del puzle vayan encajando, como transmitir el vértigo que los propios personajes experimentan con cada giro del destino. Podría decirse que este libro recuerda más a una serie de televisión que a una obra literaria. No sólo por su temática y el predominio del diálogo; también por esa indeterminación estelar de sus personajes y por multitud de hechos que a menudo no suman en la trama general, pero que sirven para mostrar mismos ámbitos vitales –como el amor o la responsabilidad- en tipos sociales diferentes. Y a pesar de lo mucho que este libro recuerda a las mencionadas series de polis hay que decir que no cae en el perdonavidismo tontín típico de las mismas. Los personajes están dotados de una corporeidad más allá de toda duda y todas sus vicisitudes resultan cuanto menos pintorescas. Concluyo esta reseña asegurándole al lector que Gene Kerrigan no tiene ni un solo momento de flaqueza. Si da muestras de una cierta laxitud argumental esta se pasa por alto fácilmente debido a una calidad dramática que se mantiene en todo momento al más alto nivel. La Furia es de esas novelas llenas de momentos en los se percibe como un zumbido de fondo subrayando cada frase y acercándole a uno al infarto. También es la primera novela de Gene Kerrigan traducida al español y, a la vista del resultado, es deseable que no sea la última.
Sajalín, 2015Compra en Casa del LibroArmando Brincos