El 19 de julio de 1566, Margarita de Parma informó que los calvinistas estaban reunidos en números cada vez mayores, que sus sermones eran cada vez más radicales y que agitaban a la población y generaban tensiones cada vez más incontrolables. Y que para para detener y prevenir mayores problemas carecía de las tropas, el dinero y de los apoyos políticos necesarios. Retrató a todo el país al borde de la rebelión y advirtió al rey que sólo tenía dos posibles opciones: tomar las armas contra los calvinistas o hacer concesiones a los mismos.
Todo el mundo en los Países Bajos sabía que a su rey le resultaría difícil tomar las armas para disipar la rebelión protestante porque la poderosísima flota de guerra turca había salido de Constantinopla esa primavera. Felipe II necesitaba concentrar todos sus recursos militares y económicos en la defensa de sus territorios en el Mediterráneo, en la puesta a punto de una flota que pudiera competir con la turca y en localizar la flota berberisca. En estas circunstancias sólo podía intentar ganar tiempo en el escenario de Flandes.
El 31 de julio, confesando que "en verdad no puedo entender cómo tan gran mal pudo haber surgido y se extendió en un tiempo tan corto" , Felipe II, acaba cediendo en primera instancia aboliendo la Inquisición en los Países Bajos, suspende también las leyes contra la herejía y perdona a los líderes desleales con el objetivo de rebajar la tensión. También envía órdenes para reclutar 13.000 soldados alemanes para el servicio en los Países Bajos mandando dinero a Margarita para pagarles.
Sin embargo, antes de que la noticia de estas decisiones pudieran siquiera llegar a los Países Bajos la situación se radicalizó todavía más. Los predicadores calvinistas comenzaron a instar a sus congregaciones a entrar en las iglesias católicas y destruir todas las imágenes religiosos, vidrieras, estatuas, pinturas para "purificar" los edificios para su uso por el culto reformado. Al no haber respuesta a los primeros brotes de la furia iconoclasta que quedaron impunes, el movimiento cobró más impulso generalizándose. A finales de mes unas 400 iglesias e incontables capillas en todo los Países Bajos habían sido profanadas. El ataque a la iglesia católica era frontal en los Países Bajos y la destrucción de obras de arte tenia ya un coste incalculable.
Margarita de Parma aseguró por carta al rey que "casi la mitad de la población de aquí práctica o simpatiza con la herejía", y que el número de personas en armas "ahora supera los 200.000".
¿Estaba justificada la actitud de los protestantes? Y lo más importante ¿Cómo se soluciona una situación así? Tal vez cediendo más, tal vez respondiendo a una furia con otra.
Viene de:
- parte 1: Los dos motivos