Revista Cultura y Ocio
Estíbaliz Espinosa, por Ángel González González
1993
Otro ser abrió los ojos en mis ojos.No sé cuándo sucedió, cuándo qué,cuándo cómo.De repente mi cerebro anidaba sus pensamientos,y el aire era su aire,sin poder determinar exactamente un momento metamórficoo si de ello se trataba siquiera.El caso esque mis manos dejaban de serlo,trazaban espuma en mis ojos.Y yo me guarecía en un rincón de aquel húmedo párpadotal y como se guarecen los objetos pequeños en los grandes bolsillos,como vetas de plata a lo largo de subterráneas galerías,muy por debajo de lo visible y cotidiano.
Otro ser que se llamaba a sí mismo como yo me llamo.Escuchaba en mis oídos las cosas que yo habría oído,recorriendo un camino paralelo y distantehacia el mismo brumoso Occidente.Pero no era yo, ni soy yo, ni voy a serlo.El yo aquél quedó suspendidocomo una huella de gaviotas en el horizonte.Este yo que escribe ya es otro que no halla su nombrey toma el mío. Caza extraviadas palabras pensadas por aquély enhebra una pluma en sus dedos, como aquél haría,para tornarse mezquinamente sobre una palabra sola, la única que le queda,y arrebatársela en un soplo, en un revoloteo de dedos y caricias.
Sin palabra ya no es nadie y ahora soy yo por entero.Soy yo y son mis manos, mis pies, mis pensamientos.Son mis ojos abiertos y húmedos sobre los ojos de otro.
Estíabaliz Espinosa.