Os preguntareis que es la gallina de los besos de oro, nació de la inocencia de un niño en particular de mi hijo. Siempre he pensado que el contacto con los más pequeños agudiza nuestro ingenio, ¿porque será?, no lo sé, nos hace ser más creativo, más espontáneos, nos hace perder ese ridículo que tantas cosas nos impide hacer en la vida, tal vez porque estamos más cerca del niño que fuimos, tal vez sea porque su mundo es más sencillo y nos da un respiro del día a día a menudo difícil de digerir. Hugo ha sido poco dado a dar besos, muestras de cariño, no os equivoquéis no es que no sea cariñoso, sino que es un niño de temperamento fuerte, valiente, con modos de caballero y carácter definido desde que vino al mundo, no le gusta estar en brazos le gusta saltar, correr, caerse y volverse a levantar para volver a caerse, le gusta descubrir las cosas por si mismo, dormir solo, tiene un espacio vital que necesita ser respetado cosa que a menudo los adultos no queremos o no podemos entender, que si me gustaría que fuese más cariñoso?, él es cariñoso, pero su cariño lo demuestra con su actitud no con besos, y cuando necesita que el amor sea en forma de una caricia entonces es él el que decide acercarse, poner la cabeza en tu regazo o acercarte la mejilla para que le des un beso.Me costó entender porque mi hijo era tan reacio al contacto físico, incluso llegue a pensar que podía tener algún problema a la hora de relacionarse, fueron mese de dudas, de no entender cómo era posible que un bebe de apenas días no quisiese dormir junto al pecho de su madre, después de hablar con mucha gente y pocas respuestas decidí hacerle caso al sentido común, decidí darle espacio y tiempo.
De ese espacio y de ese tiempo nació La gallina de los besos de oro, es un simple juguete de encajar, es una de esas muñecas que van encajadas una dentro de otra, como las matrioskas rusas, una tarde jugando con ellos se me ocurrió la idea de abrir el huevo más grande y llenarlo de besos imaginarios, pero de besos al fin y al cabo, le encantó la idea!!!!!, es increíble, la inocencia e imaginación de un niño es contagiosa pensé, realmente los besos de mama estaban ahí dentro, guardados en su gallina de los besos de oro, se pasó la tarde con el huevo en las manos abriendo y cerrando la tapa, si la abría los besos de mama se escapaban del huevo y yo le colmaba de besos, si la cerraba los besos se volvían a quedar encerrados ahí dentro. Puede parecer una tontería, un juego sin importancia pero yo he aprendido a aprovechar esos momentos en los que él desea esos besos. Da igual que sea gracias a la gallina de los besos de oro o a un juego, es nuestro momento de besos y a él le encanta, me mira, abre la tapa entre risas esperando lo que sabe que está por llegar, mil besos repartidos por toda su pie!!!!!l y entonces ríe, y ríe hasta que no puede más y tapa de nuevo el huevo para volver a empezar, me encanta ese momento.
La gallina de los besos de oro
Hay niños seguros de si mismos que no necesitan tanto afecto como otros, él mío es uno de esos niños, he aceptado ser respetuosa con su espacio y a valorar e ingeniar juegos para robar besos que se acaban convirtiendo en juegos que él disfruta.
Y así, sin más, nació la gallina de los besos de oro.