En un día lluvioso estaba acostado en mi cama cuando de pronto…
Algo me dijo que tenía que mirar por la ventana, no sabía qué ni por qué, pero me arrodillé en mi colchón y dirigí mi mirada a la ventana, sus cristales con gotas muertas resbalándose me nublaron un poco el mundo exterior pero luego de unos segundos…. la vi.
Vi a esa gata negra, esa gata siempre se sube a la rama más alta del árbol que se encuentra frente mi ventana y se me queda mirando fijamente, cada vez que me acostaba era lo mismo, pero hoy…
Era diferente, desde hace algún tiempo esa gata me expresaba algo así como el preludio de algo que vendría, pero qué sería, nunca había ni siquiera maullado para hacerse entender, pero ese día, lluvioso, calmo, sutil, me daba la impresión que «eso» que aquella gata de mirada penetrante me trataba de mostrar pasaría frente a mis ojos dentro de unos momentos nada más. Sentí emoción y al mismo tiempo incertidumbre. De súbito, la gata saltó de aquella rama más alta hasta el suelo, era increíble, comúnmente los gatos odian la lluvia decía, pero esta gata cruzó la calle asfaltada encharcada para pararse frente a una figura femenina con piloto color rosado sentada en la orilla de la vereda.
Fue la primera vez que la veía hacer algo así, me acostumbré a solo mirarla fijamente hasta que en cierto momento me dormía y al despertar ya no estaba. La figura de piloto rosado tomó a la gata negra y limpió el lodo de sus patas con algo que parecía ser una pequeña toalla. En ese momento quedé sorprendido, fue como si esa figura estuviera esperando a que esa gata negra saltara, se enlodara y corriera hasta ella.
Esa chica del piloto rosado abrazó al gatito, como quebrándose, como no pudiendo evitar sollozar y dejas salir más lágrimas que la misma lluvia que caía torrencial; por ende, salí con un paraguas para intentar de algún modo y quizás torpemente, ayudarla.
_ ¿Estás bien? – Pregunté, ella sólo alzó la cabeza aún con esa gata en sus brazos, al reconocer aquellos ojos verdes y algunas de sus mechas rubias que se escondían en su capucha, quedé aún más sorprendido, aunque ella también parecía sorprendida. Allí estábamos, bajo la lluvia, mirándonos fijamente. Después de unos minutos paralizados me decido a hablar nuevamente…
– ¿quieres ayuda?-. La chica solo se para y pone un puño en su bolsillo, luego lo saca pero cerrado.
Con una voz dulce por fin se inmuta a hablar.
_Dame tu mano- Yo simplemente la obedecí.
La chica abrió su mano dejando caer un objeto sobre la mía, me indicó que cerrará la mano antes de mirar el objeto y así lo hice.
_Guárdalo y no te separes de eso-. Dicho esto comienza a caminar para marcharse, yo miro mi mano la abro y veo el objeto el cual era….
Una especie de llave y una bastante curiosa ya que parecía tener diseño de aquellas llaves que sólo se ven en las películas y abren las puertas en los castillos más grandes pero, era lo suficientemente pequeño para caber dentro de mi puño, no pude evitar tener curiosidad.
_Por qué… – Alcancé a decir, no sabía si la pregunta era lo suficientemente obvia o tonta.
_Esta gata me lo acaba de dar, supuse que era tuyo – Me contestó sonrojada, yo me mantuve en silencio – Hace algunos días, ella me trajo hasta aquí y me regaló esta pequeña llave – Agregó.
_ ¿Que podría ser? – pregunté; Estaba confundido, no sabía que decir empecé a sentirme extraño. Comencé a sentir una sensación cálida como si esa persona fuese importante para mí… De pronto empezó a llover más fuerte, todo se volvía borroso, la espesa niebla formada por la lluvia no dejaba distinguir nuestro alrededor. Lo único claro eran sus ojos verdes; esos ojos verdes que me atrapaban más y más.
Poco a poco mi corazón empezó a latir más fuerte
¿Qué era esa sensación?
Es como si no quisiera dejarla ir.
_ ¿Cómo te llamas? – me preguntó… Un poco nervioso le respondí…………….
_ Víctor….. Me llamo Víctor…. – de repente, un recuerdo borroso llega a mi mente. Recuero haber visto esta llave antes. En algún momento de mi infancia..
Habían pasado años, yo era un niño que soñaba con encontrar a la princesa ideal y vivir muy felices; pero llegaron esos días en el que la vida misma me enseño que el mundo es mucho más duro que eso, las personas no siempre son buenas, se manejan en función a sus intereses y no les importan qué tan lastimadas pueden resultar otras personas, con el correr del tiempo, empecé a estrechar más y más mis círculos hasta quedar sin muchos amigos, borré muchos de mis recuerdos de mi inocente niñez y fui encerrándome cada vez más en mi soledad. Pero en esta oportunidad, esta lluvia, esa gata, esos ojos verdes, ese piloto rosado, para mí no podía haber una combinación más hermosa… allí estaba, con palpitaciones a ritmo de locomotora, empapándome hasta el alma y un silencio intermitente entre nosotros….
_… Y tú… cómo te llamas – Titubeé.
_Me llamó Lenore – respondió. Su nombre se me hacía familiar……
¿Quién es ella?……. Siento que en algún momento de mi infancia ella fue alguien muy importante para mí…….pero quien es en realidad……..
Me sumergí tanto en mis pensamientos que no me había percatado que ella temblaba, sin pensarlo le suplique que no se marchara…
Entre corriendo a casa lo más a prisa posible, subí las escaleras y casi tropecé, al entrar a mi habitación tome el primer abrigo que encontré… bajé nuevamente y le entregué el abrigo… ella me miraba fijamente y de su boca salieron las palabras…
…..Había pasado mucho tiempo desde que abandoné esta ciudad, recuerdo había llorado mucho, no quería irme, no quería alejarme, el problema es que no recuerdo por qué…
En mi nueva ciudad es verdad, hice nuevas amigas, conocí a muchos chicos que no hicieron más que romperme el corazón. Llegó un momento en el que mi familia también quedó destrozada, pues mi padre se marchó, no supimos más nada de él. Por ello y otras circunstancias, dejé de creer en aquel sentimiento que era amor, sin darme cuenta, me había sacado mi vestido de princesa para convertirme en alguien sin sentimientos, fría. Sin embargo, eran mis primeros días en esta ciudad, en mi regreso a esta ciudad y esta gata siempre me visitaba a las mismas horas y hoy me encuentro con este muchacho que no sé por qué, pero trae a mi tantos recuerdos borrosos, tanto que me quedo sin palabras….
_Amm, crees en el destino? – Le consulté, luego de salir por segundos de mi trance
_Si pero el destino te juega malas pasadas hay tiempos en que el destino te da un inmenso dolor, tan intenso que terminas sumergiéndote en la oscuridad eterna hasta que hay luz en esta celda sin fondo – Miraba a aquella chica con la mirada ausente y carente de amor y ella respondió:
La chica intentó seguir la charla, ya estaban bajo el techo frente al garaje de la casa de Víctor, hasta la gata que casualmente era la responsable de su encuentro los había seguido y no paraban de mirarlos. ¿Qué se traía entre patas?
De súbito, él quiso volver a mirarla, ella quiso volver a verlo, sus ojos verdes se encontraron con los ojos cafés; se podría decir que universos, vidas pasadas, recuerdos y muchas estrellas se vieron cruzar en aquel intercambio de pupilas, lo peor de todo es que ninguno de los dos sabía qué era lo que estaba pasando, de repente, la noche entró a escena, con tanto protagonismo que recién allí supieron que se había terminado la energía eléctrica…
La luz se había ido… era una noche oscura que no se lograba ver a plena vista lo que los rodeaba lo único que podía ver eran esos hermosos ojos verdes que con la luz de la luna se podían reflejar, hubo un gran silencio y no sabía qué hacer si entrar a la casa o permanecer allí hasta que la luz regrese, entonces!!! BUM!! Un fuerte rayo se hizo escuchar, en ese instante Lenore se asustó tanto con ese ruido que me abrazo fuertemente y temblaba. Mi corazón comenzó a latir fuertemente no pensé que esto iba a suceder pensaba que era el gato el que causo el ruido y me enoje un poco pero al mismo tiempo me sentí bien y feliz ya que si no hubiese sido por el no ocurriría esto, el tiempo se detuvo y no quería que siguiera quería estar así para siempre con Lenore, mi corazón no dejaba de latir no sabía que era este sentimiento me preguntaba: ¿Que sentimiento es este sentimiento? tenia tantas interrogantes que me faltaban responder pero……
…La tormenta se notaba estaba lejos de cesar, no sé cómo había llegado hasta frente a mi casa con un piloto color rosa nada más, pero evidentemente no podía dejarla ir en estas condiciones en medio de la noche, no quería tampoco que piense que quería sobrepasarme con ella. Es verdad, por qué complicarme, podemos escribir por el Whatsapp a su madre o a quien sea, para que no se preocupen y que estaría bien. Ese es el modo, en que mi juicio quiso entrar en acción, a la par que mi corazón pedía espacio, pues la cavidad de mi pecho ya no le era suficiente.
_ ¿Hola? ¿Quién habla? – Dijo una voz femenina del otro lado, deduzco era su madre…
_Amm hola, es que… Lenore está conmigo, ella está bien, sólo que considero peligroso regrese a casa de noche con el clima así… mi nombre es Victor… Victor Monteira, este es mi número señora, le pasó con Lenore… – Me escuché como un reverendo estúpido, pero no podía evitar avergonzarme, pero sentía que cumplí con mi deber…
_ ¿Hola mamá?… No te preocupes estoy bien, apenas la tormenta pasé voy para allá… – Hablaba ella con su madre, parecía una niña. Dios, ya somos grandes, ya no soy un adolescente que le intimida las chicas, he tenidos mis experiencias es verdad, pero ninguna de ellas logró sacudirme el pecho de esta forma…
Al cabo de un momento…
Despierto, no puede ser, fue sólo un sueño? Parecía tan real, lo único es que… estaba lloviendo a cantaros; así es estaba viendo a la ventana, pero el clima no fue lo que me llamó la atención, sino que esa gata de pelaje negro estaba allí, en esa rama, la misma que casi siempre, la más alta de aquel árbol frente a casa que me da sombra en los calurosos días de verano; tal como en el sueño, la gata saltó al suelo, no sé decir si esperanzado o estúpido me acerqué más a la ventana con los más altos deseos de ver a Lenore, aquella chica de piloto color rosado cruzando la calle… Pero no, no había nadie, lo peor era que no podía odiar a la gata por mi frustración pero lo raro no terminaba allí, la gata me miraba aún desde el suelo, aquel pasto mojado del patio y parecía tener algo en el hocico. Bajé presuroso por curiosidad o repentino cariño a la animal para asegurarme no sea algo que la pueda lastimar, y no tengo a nadie que me diga «estás loco», pero, cualquier animal ya hubiera dejado de estar en el mismo lugar y más en un día lluvioso como ese, pero no, ella estaba allí, la gatita me vio salir en la puerta de mi casa como esperándome e incluso dejando acercarme a ella, qué gato tienen tanta confianza de repente? Pero la sorpresa más grande fue al ver lo que tenía en su boca, era idéntico, quizás de manera simbólica esa gatita me hacía ese regalo y no pude evitar tener sentimientos encontrados; lo tenía en mi mano, esa pequeña llave me era tan familiar, no era la primera vez que lo tenía en mis manos, pero de repente, la gatita me lo arrebató de mi mano y empezó a correr hacia la calle… Algo que me decía que debía seguirla…
Sin pensarlo comencé a correr tras ella pero a medida que avanzaba la perdía de vista, después de correr durante un rato decidí darme por vencido y volver a casa a cambiarme la ropa que ahora estaba empapada.
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Despierto, ese chico fue un sueño, aunque no recuerdo su rostro ya era raro encontrar a alguien tan bueno de la nada, tal como en el sueño está lloviendo y si pudiera entenderme, le comentaría a esa gatita… si, esa gatita de pelo negro que casi todos los días desde que regresé a esta ciudad me viene a visitar y golpea el cristal de mi ventana como si tratara de decirme algo: el otro día, me dejó del lado exterior de la ventana una pequeña llave, una que parecía haber visto hace mucho tiempo… sentía cómo que una parte mía volvía con esa llave… Pero no sé qué significaba. Luego, justo cuando la tormenta sacudió el día con un relámpago, la gata saltó de mi ventana y yo preocupada por su bienestar quise ver si estaba bien, pero la vi acompañada de un muchacho cuyo rostro no podía ver por la intensidad de este clima… La gatita no dejaba de mirarme
Por puro pálpito la chica salió afuera, creo que la lluvia era lo que menos interesaba a estas alturas con su largo cabello rubio intento caminar hacia la gata y el chico pero algo se lo impidió…
No podía creerlo……Estaba sorprendida ese muchacho de ojos marrones no había sido solo un sueño…….
Pero quien es en realidad ¿Por qué la gata me conduce hasta él? ¿Por qué de repente mi corazón se ha acelerado? Qué debo hacer…….
Sin buscar muchas explicaciones ambos jóvenes empezaron a jugar bajo la lluvia y saltar sobre los charcos, coreografías y muchas risas como si de dos infantes se trataran, está de más decir que en la secuencia de juego se repetían imágenes y recuerdos en sus cabezas y lo que más extraño era es que en teoría era la primera vez que se veían, pero su deleite parecía algo de toda la vida. En un determinado momento Lenore y Víctor buscaron a la gata que aún estaba allí, los observaba y controlaba y sabiendo que tenía la atención de estos dos jóvenes, hizo un gesto, era sorprendente, como si los invitara a seguirla otra vez.
La gata, Víctor y Lenore se adentraron por debajo de un viejo puente. Justo por una de las paredes por debajo de uno de los extremos había como un túnel, uno que se notaba quiso ser cerrado con concreto pero seguramente por la lluvia la estructura cayó y el túnel quedo abierto otra vez. La gata con toda confianza entro y guió a los jóvenes a lo que parecía un jardín, uno que comprendía un camino de tierra que se veía descuidada y más con la lluvia que aun caía…
Lenore y Victor vieron una casita del árbol en al final del sendero y de pronto… Se miraron mostrándose lo que tenían en sus manos.
Ya no importaba de donde salieron aquel cerrojo y aquella vieja llave, lo que más importaba era el símbolo de una promesa que encerraba ya hace mucho años; cuyo sitio era aquella casa del árbol de cerezo y los únicos testigos fueron dos niños: un infante que jugaba al príncipe con espada de madera y una princesita rubia de ojos verdes y cabellos rubios.
Casualmente, la puerta de aquella casita contaba con dos candados, quizás esa era la explicación a las dos llaves… Pero, aún había muchas preguntas.