Pero no sólo aparecieron "rarezas" durante los meses de julio, agosto y septiembre... Meses típicos de paso migratorio que suelen dar mucho juego y en los que puede aparecer casi cualquier cosa. Especies abundantes y habituales para la época del año, como las gaviotas, también nos dejaron datos interesantes que merecen también protagonismo en El Naturalista Cojo.
Concretamente, el 14 de julio pude observar en la playa de A Armona a una gaviota cabecinegra que se alimentaba cerca de los correlimos, los zarapitos, los ostreros y otras especies que frecuentan este arenal fangoso que tanto gusta a ese grupo de aves conocidas como "limícolas". La gaviota portaba en su pata izquierda una anilla amarilla con el código '2L00', detalle que me iba a permitir conocer algunos aspectos de la vida de este ejemplar, que lucía el característico capirote nupcial propio de los suyos.
La gaviota cabecinegra 'L200' observada en A Armona el 14 de julio de 2023
No tardé en ponerme en contacto con mi colega Antonio Gutierrez, quien me podría proporcionar toda la información recogida sobre la gaviota desde el momento en que fue marcada con su anilla. Días después recibí un correo electrónico con el historial vital completo del animal. Y cual fue mi sorpresa al comprobar que '2L00' había sido registrada por mí tres años antes en la misma playa, el 5 de agosto de 2020.
Profundizando en aquel documento, pude constatar que no era la primera vez que recalaba en las costas cántabro-atlánticas, habiendo sido avistada hasta en dos ocasiones en Santa Cruz de Oleiros (A Coruña) y en una ocasión en la playa de El Rinconín, en la ciudad de Gijón (Asturias).
Anillada el 25 de junio de 2018 en el Espacio Natural de Interés Científico de Langstone Harbour, en el condado de Hampshire (sur de Inglaterra) siendo un pollo, el ave inició un periplo que le llevaría a visitar diferentes zonas de Holanda, Bélgica o Francia, zonas habituales de procedencia de las cabecinegras invernantes en la Península Ibérica.
Cinco años de vida y miles de kilómetros a sus espaldas en viajes de ida y vuelta por toda Europa Occidental, que gracias a los datos aportados de forma desinteresada numerosas personas contribuyen a conocer mejor la biología de la gaviota cabecinegra, sus costumbres y movimientos migratorios, información que repercutirá en una mayor protección de sus poblaciones.