Tal parece la misión, tranquilamente recordada por parte del empresario de la viñeta, como si fuera un simple lugar común. Lo de siempre, parece decir: sacar el dinero (mejor, la pasta) de los bolsillos de los individuos de esta generación y meterlo en los suyos.
Sean quienes sean estos milennials o generación Y, hijos de la generación del Baby Boom, quizá la generación malcriada que quiere cambiar el mundo...
Tremendo el simple propósito el del empresario, industrial o lo que sea, retratado en el New Yorker. Ni un atisbo de mentalidad de entender y atender, por ejemplo, las carencias y las necesidades de las personas de este sector de la ciudadanía.
Saquémosles la pasta, y a correr.... Como si fuera el sobrentendido normal. Eso sí, estudiando su comportamiento como si fueran bichos de laboratorio, para mejor estrujarles. Tremenda postura del empresario. Tremenda sociedad que encuentra esto normal.