Revista Salud y Bienestar
La genética y la progresión del cáncer de páncreas podrían ayudar a aumentar la supervivencia de los pacientes con este agresivo cáncer, según sugieren dos estudios de las Instituciones Médicas Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos) y el Instituto Wellcome Trust Sanger en Hinxton (Reino Unido) respectivamente que se publican en la edición digital de la revista 'Nature Genetics'.
El cáncer de páncreas tiene un pronóstico lúgubre ya que la mayoría de pacientes muere en los cinco primeros años tras el diagnóstico normalmente debido a la expansión de la metástasis. Las dos investigaciones subrayan la diversidad genética del cáncer pancreático y proporcionan información sobre futuros método de detección y diseño de terapias.
Los investigadores, dirigidos por Christine Iacobuzio-Donahue desde Baltimore, han demostrado que sin embargo pasan 10 años entre el inicio del cáncer y su expansión. Esto supone que existe una posible ventana de tiempo amplia para detectar el cáncer pronto mientras se encuentra en una fase tratable.
Se espera por ello que avances en los métodos de imágenes, así como en las pruebas sanguíneas para detectar proteínas o genes específicos del cáncer, puedan ayudar a la detección precoz del cáncer no invasivo.
El equipo de Peter Campbell en Reino Unido subraya la inestabilidad genómica en desarrollo que existe en el cáncer de páncreas, que continúa después de que el cáncer se haya extendido a lugares distantes del organismo.
Sin embargo, los autores señalan que en el caso de la mayoría de pacientes estudiados, más de la mitad de las reorganizaciones genéticas descubiertas estaban presentes en todas las metástasis y el tumor primario, lo que las convierte en posibles dianas terapéuticas en fases tempranas y avanzadas de la enfermedad.
El cáncer de páncreas tiene un pronóstico lúgubre ya que la mayoría de pacientes muere en los cinco primeros años tras el diagnóstico normalmente debido a la expansión de la metástasis. Las dos investigaciones subrayan la diversidad genética del cáncer pancreático y proporcionan información sobre futuros método de detección y diseño de terapias.
Los investigadores, dirigidos por Christine Iacobuzio-Donahue desde Baltimore, han demostrado que sin embargo pasan 10 años entre el inicio del cáncer y su expansión. Esto supone que existe una posible ventana de tiempo amplia para detectar el cáncer pronto mientras se encuentra en una fase tratable.
Se espera por ello que avances en los métodos de imágenes, así como en las pruebas sanguíneas para detectar proteínas o genes específicos del cáncer, puedan ayudar a la detección precoz del cáncer no invasivo.
El equipo de Peter Campbell en Reino Unido subraya la inestabilidad genómica en desarrollo que existe en el cáncer de páncreas, que continúa después de que el cáncer se haya extendido a lugares distantes del organismo.
Sin embargo, los autores señalan que en el caso de la mayoría de pacientes estudiados, más de la mitad de las reorganizaciones genéticas descubiertas estaban presentes en todas las metástasis y el tumor primario, lo que las convierte en posibles dianas terapéuticas en fases tempranas y avanzadas de la enfermedad.
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