El Libro de El Mensaje, unas pequeñas frases que constituyen el Camino y unas experiencias. Eso es lo que ponemos en marcha, y poco más, algún material pequeño que responde a presiones, y esto progresa. Y a medida que la presión aumente más respuestas va a haber.
Entonces en esta época que vivimos, la gente está haciendo sus preguntas. Está preguntando no se sabe bien adónde o a qué o a quién. Pero la gente está haciendo sus preguntas. A nosotros nos parece que el empujón inicial nuestro responde a lo que la gente está preguntando. La gente no tiene en claro qué pregunta. Tampoco nosotros tenemos en claro qué respondemos. Es homogéneo (risas). La gente está en una búsqueda. No sabe qué busca, pero es evidente que está en una búsqueda, intensa, cada vez más intensa, que no encuentra en las cosas, que no encuentra en los libros, que no encuentra en los canales de TV.
Entonces está buscando, pero no está buscando entre cosas. ¿Qué está buscando? No está buscando cosas. Nos movemos entonces en esa dirección. Todo homogéneo, todo bien. Entonces que no nos pidan cosas porque la gente no busca cosas. Busca sentidos, busca direcciones, busca algo que le permita mantener su vida lanzada hacia algo que no está, que no existe.
Esa es la situación que parece va creciendo en el mundo, va creciendo en las sociedades. Nos enteramos de esa situación cuando dialogamos, no como un gran acto el hecho que vamos a dialogar, ¡no, no!, sino cuando dialogamos con alguien muy cercano. Ahí nos enteramos que nosotros no estamos del todo locos, porque el otro, la otra o quien sea, nos habla también de su búsqueda y de lo que no logra encontrar. Nos sentimos muy a gusto cuando nos dicen: bueno, ¡por fin te he encontrado! Pero no es exactamente eso lo que el otro busca. Es algo que va más allá y que nos pasa a nosotros también. Esa es la situación. Pero verificamos, comprobamos eso cuando dialogamos con alguien muy cercano.