Revista Cultura y Ocio

La gente ya no lee

Por Alaurenza
La gente ya no lee. Se prefiere la televisión y la computadora a tomar un buen libro. Los chicos se pasan el día entero con los video juegos. ¿Adónde vamos a parar?
Sin embargo, como contrapartida a estas frases hechas, en la ciudad de Buenos Aires (y digo Buenos Aires porque es la que mejor conozco) las cadenas Yenny, El Ateneo, Distal y Cúspide se disputan espacios sobre las calles más comerciales y los shoppings, llegando en ocasiones a hallarse uno justo frente al otro; las librerías de barrio siguen adelante, con más o menos esfuerzo, y no sé de ninguna que haya cerrado sus puertas en los últimos diez o quince años; las ferias de libros permanentes despliegan desde hace décadas todo su potencial en lugares tales como Parque Rivadavia, Parque Centenario, Plaza Italia, etc; la Feria del Libro tradicional recibe cada año un número récord de visitantes, produciendo asombro hasta en los medios de comunicación más pesimistas (bienintencionados o no).
Todo esto a pesar de la gente, y la televisión, y la computadora, y los chicos.
En lo personal, las cosas no resultan distintas cuando salgo a ofrecer mis libros. Hago como el cuento del sapito sordo, ese que consigue escapar del pozo profundo en que hubo caído, por no poder escuchar el conglomerado de voces que pronostican lo contrario.
Está bien. También se puede decir que los libros se compran pero no se leen, que en muchos casos se regalan y quedan luego tirados en una biblioteca donde se amontona el polvo . Y entonces vuelvo a refutar (me encanta hacerlo): no somos pocos quienes apelamos a la lectura mientras viajamos en subte o en tren (en colectivo no tanto), o mientras tomamos aire en el banco de una plaza. De libros abiertos en soledad no quedan testigos (salvo el lector mismo), así que no vienen al caso.
Lo dicho. Algunos leemos y otros no. Son más los que no lo hacen (no lo voy a negar), pero las generalizaciones, como siempre, son injustas.

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