La Academia de Ciencias ocupa desde 1834 una soberbia obra del siglo XVIII que había sido un convento de los franciscanos. La Biblioteca es la zona más noble y grandiosa del edificio: grandes estanterías de madera policromada repletas de libros de época, galería superior y pinturas sobre la bóveda.
Los frescos datan de 1795 y están atribuidas a Pedro Alexandrino, el artista más destacado de su tiempo en Lisboa.
Una gran biblioteca conventual tiene que combinar en su decoración los elementos religiosos con los científicos (a los que se añaden los mitológicos). Así, la Virgen María aparece como protectora de las Ciencias en el fresco central pero delegando en Minerva, Mercurio y Apolo que son los que tienen atribuida la protección de las Artes.
Las alegorías femeninas de la Geometría, la Astronomía y, probablemente, la Aritmética se encuentran en la parte central de la bóveda. En los laterales se encuentran diversos amorcillos alegóricos también a la física, la arquitectura y la geometría.
La Biblioteca suele estar cerrada pero se usa para conciertos y conferencias. Conviene mirar el calendario y aprovechar un evento. De igual forma, podemos aprovechar para visitar el Museo de Geología que ocupa la parte superior del edificio.
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