Revista Coaching

La gestión de la Empresa Familiar: mucho más que la firma de un Protocolo

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

La gestión de la Empresa Familiar: mucho más que la firma de un ProtocoloEn el articulo el autor insisto en que el protocolo es una parte significativa para la Empresa Familiar, pero parte al fin y al cabo, de un todo más delicado como es el adecuado manejo de un doble reto de las familias empresarias.  

Durante años desde la academia, la consultoría e incluso las asociaciones de empresa familiar hemos transmitido un mensaje simple en relación a la gestión de las empresas familiares. Parecía que elaborando un protocolo todos los problemas estaban resueltos y así asistimos al boom protocolar. La cuestión es mucho más compleja.

La familia empresaria debe afrontar retos monumentales en el ámbito de las relaciones personales y del negocio. Por eso siempre he destacado extraordinariamente la relevancia de las familias empresarias que han resuelto con éxito tan compleja ecuación (ver blog de Manuel Bermejo, http://family-business.blogs.ie.edu/). Más aún en estos tiempos en los que concurren tres hechos sin precedentes en la reciente historia del mundo occidental: globalización y desarrollo de un mundo multipolar, revolución industrial derivada de la irrupción de internet y crisis financiera internacional.

El protocolo puede ayudar pero no es definitivo. Si me permiten el símil es como la táctica en los equipos de fútbol. Tener un modelo de jugar al fútbol es importante para un equipo pero luego los campeonatos se ganan en el día a día, peleando cada partido, superando adversidades (un gol en contra, una expulsión, una lesión de un jugador relevante,….), enfrentando a competidores cada día más preparados y que mejor conocen nuestra estrategia, ….

Un protocolo debe nacer fruto de un consenso en la visión empresarial, el modelo familiar y los valores. Si esto no se da, de poco sirve el protocolo. Compartir cuestiones tan diferentes es complejo en familias empresarias donde concurren personalidades muy diferentes. Las diferencias entre generaciones de 50/60 años frente a 20/30 son espectaculares. Quizás más grandes que nunca porque internet lo está cambiando todo. Por tanto, esta visión compartida debe ser el eje sobre el que se cimente no solo el protocolo sino la gestión de una familia empresaria. Y evidentemente ni la visión, y por tanto el protocolo, de los Pérez coincidirá con el de los Rodríguez.

En todo caso insisto que el protocolo es una parte, significativa pero parte al fin y al cabo, de un todo más delicado como es el adecuado manejo del doble reto de las familias empresarias. Por eso, en mis clases, en mis libros (ver “Hacia a la empresa familiar líder”, Ed Perason, 2.008) o en los consejos asesores, de familia o de administración de las familias con las que comparto experiencias insisto en la idea del modelo de la doble derivada. Hay que gestionar los retos de familia compartiendo normas, valores, visiones pero también hay que dotarse de órganos de gobierno eficaces tanto de familia como de negocio, que permitan una separación clara de estos dos ámbitos que tantas veces tienden a la confusión. Y hay que dirigir con acierto el negocio sobre la base definir estrategias, la orientación al crecimiento sostenido y rentable, y la incorporación de los recursos necesarios para llevar la estrategia con éxito a la práctica.

Las familias empresarias deben ser conscientes que por el sólo hecho de serlo sus organizaciones presentan una serie de singularidades que deben ser adecuadamente gestionadas para que se conviertan en fuente de ventajas competitivas y no en problemas para la empresa y la familia de difícil resolución. Cuando esto se consigue nada tan potente como una empresa familiar cohesionada por valores compartidos y un proyecto empresarial común.

En este contexto de doble reto, familia y negocio, la empresa familiar debe dar máxima prioridad a la formación de sus líderes para estar en condiciones de sobrevivir, y de crecer para ser competitiva a largo plazo, en un mundo que ha cambiado drásticamente. Se requieren nuevos estilos de dirección, recuperar valores, desarrollar pensamiento estratégico, adquirir mirada internacional o fortalecerse con gobiernos eficaces de familia y empresa. Este es el enfoque precisamente con el que desde el IE Business School desarrollamos nuestro Programa de Gestión de Empresas Familiares.

Sobre estas bases se generará un tejido sólido de empresas familiares con capacidad de competir en el mundo global y ese sería el mejor garante para volver a la senda del crecimiento y la creación de empleo. Por eso hay que poner en valor la figura de las familias empresarias, verdadero reservorio de valores que la sociedad actual ha perdido y fuente básica para el desarrollo de una España más emprendedora que será una España mejor y más próspera.
 

Autor: Manuel Bermejo Sánchez. Director de Programas para la Alta Dirección y la Empresa Familiar – IE Business School

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