Revista Cultura y Ocio
"Era jueves 18 de marzo de 2010 y la calle Skovvej de Hulebaek continuaba sumida en la oscuridad. Soren Marhauge, jefe superior adjunto de policía, se despertó. Anna, su pareja, le estaba diciendo algo. Vestida de pies a cabeza aguardaba sentada al borde de la cama, con el bolso colgado en bandolera y el cabello, corto y oscuro, en un húmedo desorden, como si acabase de salir de la ducha."
Tras leer Las alas del dinosaurio, y pese a que no requería seguir con la saga, tuve curiosidad al ver la segunda entrega de la saga policíaca dedicada al detective Soren Marhauge, por eso no me pude resistir a este libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, La golondrina negra.
Kristian Storm un apreciado profesor que estaba inmerso en un estudio sobre el efecto negativo de una vacuna en la población infantil de Guinea Bissau aparece ahorcado en su despacho. Todo apunta a un suicidio, pero su asistente Marie Skov parece convencida de lo contrario. Sin embargo, la policía inicialmente da por buena la teoría del suicidio mientras que Soren, que ha decidido apartarse de la policía, comienza a intuir que la joven tiene razón. Será finalmente Soren, haciendo malabares con su situación familiar, quien acabe encargándose de un caso que parece tener ramificaciones mucho más personales de lo que jamás pudo imaginar.
Si comenzaba diciendo que este libro es la segunda entrega de una saga, justo es decir que puede ser leído de forma independiente. Su autora parece haber llegado con paso firme a la novela negra, como demuestran la multitud de premios que ha recibido este título, así que es una buena oportunidad de darle una oportunidad, sobre todo si uno es aficionado a la novela negra combinada con tramas científicas.
La golondrina negra es una novela que mezcla valientemente una investigación científica con la trama criminal. Y digo valientemente, porque dedica muchas páginas a ambas cosas, aunque es cierto que resulta francamente interesante toda la trama de las vacunas dadas a niños y las reacciones que provocan. El libro tiene dos vertientes principales en la historia que se ramificarán mezclando tramas personales y profesionales. Por un lado tenemos a Soren, un hombre cuya seguridad laboral parece desvanecerse en el terreno personal, que tiene una relación tan pasional como tormentosa con una mujer que apareció por sorpresa en su vida en la primera entrega de la saga y que le convirtió en padrastro de una niña encantadora. Soren es meticuloso e intuitivo, muy alejado del estereotipo del detective acodado en una barra, sigue las pistas hasta su última consecuencia. Y por otro lado tenemos a Marie, una interesante mujer cuya situación personal y familiar parece una caída sin frenos que demostrará no sólo su fortaleza, sino también la importancia de sus convicciones. Entre ambas visiones, una intuitiva y otra mucho más cerebral, se moverá esta rama ramificándose una y otra vez para encontrar apoyos cruzados que consigan mantener interesado al lector. Hay que añadir, además, que las tramas personales tienen una fuerza inusitada en este libro, muy por encima de ser un simple relleno para mantenernos entretenidos. De hecho consiguen despertar el mismo interés en el lector que la parte policíaca.
Al final, y pese a que a este libro le sucede lo que a muchos últimamente o yo estoy perdiendo la paciencia, Gazan nos deja una historia entretenida, con alguna sorpresa menor pero que no busca dar grandes giros, sino mantener un tono y un ritmo cómodos. El resultado es un libro bien escrito, con una trama interesante y un final solvente que recomiendo, sobre todo, a quienes disfruten con esa mezcla que comenzaba comentando al principio. Una novela que va ganando en intensidad a medida que el lector avanza.
Y vosotros, ¿sois seguidores fieles de alguna saga?
Gracias