La gracia de las Tres Gracias

Como ya dijo Jane, en este post - es lo que tiene lo de tener una madre bloguera, que te pisa los posts por un quítame allá esas pajas - mi santo y yo decidimos este año llevar a los niños al Museo del Prado. Los dos son unos enamorados de la pintura y este año habían estado haciendo preguntas. Ya sabéis: - Mamá, ¿quién pintó la Mona Lisa? - empieza Susanita. - Un señor llamado Leonardo da Vinci - ¿Y por qué la llamó Mona Lisa?Ni es una mona ni es una lisa.  - Ehhh...estooo...no sé. - Pues búscalo en Google. - nativa digital que es la niña. mechachinlamar El Museo del Prado es mejor que Google. Así que le prometimos que verían Las Meninas (otro de los cuadros por los que había empezado a preguntar) y cuadros de El Greco y Goya. Pero en la visita fuimos parándonos en otras piezas cumbres de la pintura como el cuadro de Las Tres Gracias de Rubens.  - Dicen que Rubens pintó a sus dos esposas - les explica la guía a los niños.  Mi marido se queda mirando a las tres macizas señoras y guiña los ojos. Luego me mira a mi. Y yo pienso: "Zas, a ver...ahora dirá: "¡Cómo se parecen a mami" o algo por el estilo". Lo miro, con las cejas enarcadas esperando la broma, pero él se acerca al cuadro, como para apreciar más de cerca el trazo del pincel en el óleo de Rubens. Y yo lo miro con sorpresa. Tanta sensibilidad no le pega. No es que no sea sensible. Lo es. Pero también es traumatólogo. No sé si me entendéis.  - ¿Te has dado cuenta? - me pregunta. - ¿De qué? - contesto yo, que de pintura no sé mucho, por si me pregunta por el trazo, la perspectiva o algo así. - De la pedazo de escoliosis que tiene la del medio. Si es que yo conozco a mi gente...