Si cuando escribes la tendencia es irte hacia arriba, eso es que eres optimista, poner círculos sobre las íes es un rasgo de infantilismo, si tachas tu nombre al firmar tienes la autoestima baja...
El dime como escribes y te diré como eres es lo que podría definir al estudio grafológico, como tal no está considerada una ciencia y son muchos los que no dan valor a sus teorías.
La grafología es una disciplina ampliamente aceptada pero muy discutida
En cambio para otros la forma de escribir da una idea muy acertada de los rasgos de personalidad más marcados en una persona.
Está claro que solo con un texto escrito no podemos valorar a alguien, aunque puede que resulte útil como una forma más de analizar su forma de ser.
La grafología empezó ya a estudiarse en el siglo XVII aunque no fue hasta comienzos del siglo XX que se sistematizó, detectando una serie de rasgos en función de la forma de las grafías de las personas. Este análisis se ha aplicado también a los niños y muchos profesionales la utilizan no solo para aproximarse a la personalidad del niño, si no también para valorar su evolución a lo largo del tiempo.
El estudio de la grafología no es exactamente igual en niños que en adultos, básicamente porque los primeros realizan sus primeras letras a partir de copias, su escritura también está muy influenciada por sus emociones por lo que lo normal es que vaya cambiando en cada momento evolutivo. Pese a todo existen una serie de características que se pueden observar para destacar ciertas tendencias en la forma de ser de un niño.
Se analizan muchos factores además de la forma del trazo, como la presión ejercida
Uno de los aspectos que se analizan es la presión que el niño ejerce sobre el papel, cuando esta es débil puede ser un indicativo de que se trata de un niño sensible, preocupado por fracasar y no realizar bien las tareas, en cambio si ejerce mucha presión podría indicar agresividad. Se observa también el tamaño de las letras, cuanto más pequeñas son más presionado se sentirá el menor en su entorno y si el niño ocupa la totalidad del folio al escribir se considera que es un niño extrovertido.
Como vemos son aspectos muy similares a los que se puede determinar observando un dibujo infantil pero que por si solos no van a ser determinantes y será necesario conocer muchas más cuestiones del entorno del menor para valorarlo. Pero para lo que puede resultar muy útil analizar la forma de escribir del niño sería para valorar aspectos de su desarrollo cognitivo, especialmente cuando empieza a iniciarse en esta disciplina, el como lo haga nos indicará problemas como la dislexia, la lateralidad indefinida o la digrafía. También el hecho de que no sea capaz de hacer una línea recta o un óvalo de forma correcta es un indicativo de que subyace algún problema.
De nuevo estaríamos hablando de indicadores, útiles para una primera detección, pero nada más, será necesario que un profesional analice al niño en todas sus vertientes antes de catalogarlo o diagnosticar algún problema solo por su forma de escribir.