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Los turistas acuden en masa a la colina romana de Janículo, donde un japonés se desmaya incapaz de absorber tanta belleza. Allí se encuentra Jep Gambardella (Toni Servillo), un seductor que disfruta de las fiestas de la alta sociedad italiana. Su apartamento tiene vistas al Coliseo, y no duda en mostrar la desnudez humana ante lo que considera la gran comedia de la nada. Pero Jep se está cansando de su estilo de vida bohemio y quiere aferrarse a un viejo amor de juventud. ¿Podrá conseguirlo o será demasiado tarde?
Calificación: 7,700.
Ficha:
Título Original: La grande bellezza.
Director: Paolo Sorrentino.
Guionistas: Paolo Sorrentino, Umberto Contarello.
Intérpretes: Toni Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli, Carlo Buccirosso, Iaia Forte, Franco Graziosi, Giorgio Pasotti, Massimo Popolizio, Pamela Villoresi, Galatea Ranzi, Sonia Gessner, Anna Della Rosa, Luca Marinelli, Serena Grandi, Ivan Franek.
Productores: Francesca Cima, Nicola Giuliano.
Fotografía: Luca Bigazzi.
Música: Lele Marchitelli.
Montaje: Cristiano Travaglioli.
Diseño de Producción: Stefania Cella.
Diseño de Vestuario: Daniela Ciancio.
Países: Italia, Francia.
Lugares de Rodaje: Roma; Grosseto (Italia).
Fechas de Rodaje: 9 de Agosto de 2012.
Año: 2013.
Duración: 142 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Comedia, Drama.
Estreno: 05-12-2013.
Distribuidora: Wanda Visión, S. A.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.
Crítica:
05-12-2013 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Fin de fiesta
Con “La gran belleza” estamos ante un suntuoso homenaje visual a Roma, filmado en tono tragicómico por Paolo Sorrentino. Un veterano periodista de vuelta de todo nos guía en un viaje imaginario a través de la Ciudad Eterna, en el que tienen cabida personajes pertenecientes a todas las clases sociales, estrambóticos noctámbulos reunidos en una suerte de fiesta sensual, de ópera barroca, de zarabanda decadente, donde la crítica se convierte en la décima musa y la belleza en la cuarta gracia. Desde las fiestas más delirantes a las sensaciones más disparatadas, todo un abanico de emociones se plasman en la gran pantalla.
El realizador se desmelena, se tira al monte de la cinemateca y busca y rebusca hasta encontrar esas imágenes que sacarán al espectador de la mostrenca realidad para invitarle a viajar con él. He ahí el arte de contagiar la pasión por el cine, la feliz conjunción de una poderosa capacidad de filmar un argumento con un estilo plástico deslumbrante. También hay melancolía por los paraísos perdidos que, como señaló Borges, son los únicos paraísos que nos quedan, así como una sana, higiénica distancia con los avatares del zafio presente. Salte el espectador al filme sin paracaídas, porque para caerse, sugiere Sorrentino, ya están otros.
El extraordinario actor Toni Servillo da a vida a Jep Gambardella con inteligencia, valor, cinismo y sentido del humor. Un ser humano que tras su apariencia benigna y desenfadada esconde una amarga lucidez. Es el protagonista de esta inusual película, que describe el horror y la belleza, que amplía nuestra mirada sobre el mundo y los seres humanos y que nos devuelve, envuelta en poesía, el espanto y la fascinación de sentirnos vivos. Pero, ¡ojo! Porque la fiesta ha terminado. Los que vengan después de nosotros, dentro de 50 ó 100 años, no creo que recuerden nuestra generación con cariño.