Revista Coaching

«La Gran Dimisión» ¿una excusa para no pensar?

Por Jofoba @jordifortunybad

Andan todas las empresas y organizaciones desesperadas con lo de «La Gran Dimisión». La gente se nos va, ¿cómo lo hacemos para retener el talento?

Ahora parece que, o cambiamos radicalmente el esquema de funcionamiento de la organización, o estamos condenados al fracaso.

Tenemos a los equipos de RRHH desbordados, el mundo se ha movido bajo sus pies, y ahora tienen que improvisar algo, porque las personas estamos «descontentas».

Y yo me pregunto: ¿estamos realmente descontentas?, o ¿es otra moda?

En mi opinión, si tenemos que buscar culpables de la situación, estos somos únicamente nosotr@s mism@s. ¿Hemos necesitado una pandemia para aclararnos las ideas?

Nuestra sociedad sufre una enfermedad grave: déficit de pensar y de sentir.

Esto lo podemos observar en muchos planos. Desde cómo compramos tranquilamente ciertas pantomimas en política, a cómo criticamos la serie del momento, sencillamente porque parece que no gusta a nadie.

Resulta que después de la pandemia descubres que quieres pasar más tiempo con tu familia, o que tu trabajo no te llena, o que los atascos son una mierda.

¿No tenías claro que esto era así también antes?

¿O es que te resistías a reflexionar sobre si podías hacer algo para cambiar tu situación? ¿O ni tan siquiera creías que podría haber otras opciones?

Sentías que algo no engranaba, pero te resistías a pensar y concretar qué era lo que te incomodaba. No sea que lo que apareciera te obligara a tomar decisiones. Y a hacer cosas. La inercia quejumbrosa es muy cómoda: la culpa es del sistema, yo no puedo hacer nada.

Hasta qué punto el observar que todo el mundo lo hace, provoca que te sientas menos víctima y más capaz. ¿Lo haces porque sientes que lo necesitas?, ¿o lo haces porque ahora es lo que hay?

Y yo te pregunto: si te mueves en este segundo plano, ¿qué será lo siguiente?

Cuando empiece a ser tendencia que el teletrabajo no era tanto como parecía, o que tu fabulosa vida en el campo también tiene inconvenientes, ¿qué pasará?

Por eso mi recomendación es que pares un momento y rasques en tu interior. Completa tu escala de valores, qué te gusta, qué no, y en definitiva «qué quieres ser de mayor». Con esta información, todo lo que hagas serán movimientos precisos hacia tu bienestar real. Hacia el equilibrio, que es lo que te proporciona la estabilidad duradera.

De hecho, a las organizaciones, les recomendaría que fueran valientes y «obligaran» a toda su gente a hacer este ejercicio. A pensar, sentir y tomar decisiones. Para el bien de las personas y de las organizaciones.

Solo puedes encontrar personas comprometidas entre las que tienen claridad de ideas respecto a qué son y cómo son.

Todas estas medidas —ñapas— que se están implementando a toda prisa, tarde o temprano, van a volver a no «llenarnos». Y tendremos que volver a reinventar la rueda.

Porque cuando todo esto sea la nueva normalidad, el desencaje, la incomodidad, volverá a aflorar.

Y tocará empezar de nuevo.

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