Revista Cine

"La gran familia española", de Daniel Sánchez-Arévalo: "Es hora de ganar"

Publicado el 26 septiembre 2013 por Cinetario @Cinetario

Nota: * * * *Hay una forma de hacer cine de humor en España de la que se ha apropiado sin casi competencia el madrileño Daniel Sánchez-Arévalo, tras un intenso año de thrillers, dramas y fábulas apocalípticas. No es un pionero, que son muchos los referentes (desde Luis García Berlanga hasta Billy Wilder, Stanley Donen o Blake Edwards) que se asoman por sus fotogramas, pero sí el único que ahora mismo puede erigirse en España como el mejor constructor de la comedia familiar, costumbrista y moderadamente tierna. Desde que echó el resto de las intimidades sociales en su despertar taquillero, Azuloscurocasinegro, este cineasta no solo no se ha desinflado, sino que después de Primos, ha creado con La gran familia española la mejor película de su carrera hasta el momento.Un breve prólogo, marcado por la relevancia que para su familia tuvo la película Siete novias para siete hermanos, adentra de lleno al espectador en la historia de Efraín (Patrick Criado), el más pequeño de cinco hermanos. La acción se sitúa en el día en que, recién estrenada la mayoría de edad, va a casarse con el amor de su vida. Entre los muros de una finca, vamos conociendo todos los pilares humanos que sostienen la vida del joven: su padre (Héctor Colomé), enfermo del corazón y todavía enamorado de la madre que los abandonó; y sus hermanos Adán (Antonio de la Torre), Benjamín (Roberto Álamo), Caleb (Quim Gutiérrez) y Daniel (Miqel Fernández). Como una más de todos ellos es también Cris (Verónica Echegui), antigua novia de Caleb y actual pareja de Daniel.El gran acontecimiento no solamente coincide con la final España-Holanda del Mundial de Fútbol de 2010, sino con una serie de circunstancias inesperadas, estimuladas por una angina de pecho del cabeza de familia. De esta forma, y narrada casi en tiempo real en paralelo al transcurso del partido, hasta cinco historias diferentes se entrecruzan en un fabuloso collage rodado con honestidad y sentimientos, dejando a cada personaje su desarrollo, y con una carga de simpatía inmediata hacia todos ellos que resulta muy difícil de conseguir en los complicados terrenos de la comedia coral.Por ello, no es secundario que sea en unas interpretaciones fuera de serie donde reluzca todo el brillo de esta película. Ya sabemos de la solvencia y garantía que supone contar con la naturalidad cada vez más admirable que De la Torre y Gutiérrez aportan a todos sus personajes, pero es que además el filme nos regala sorpresas tan agradables como las del personaje de Benjamín (discapacitado mental y auténtico líder de la historia que huele a Premio Goya para Álamo) y algunos cameos que sirven como esqueches autónomos protagonizados por Raúl Arévalo y la prima tetona Marisa (si no fuera tan breve su papel, pediríamos otro galardón para Alicia Rubio). Igual de asombrosos, por su magnífica traslación de la chavalería sin imposturas ni sobreactuaciones están las guapísimas Arantxa Martí (en el papel de la novia, Carla) y Sandra Martín (su hermana melliza, Mónica).Un robo improvisado, un par de tríos amorosos, charlas familiares contrapuestas en un perfecto montaje, y algunos secretos hacen que esta tragicomedia vaya creciendo en velocidad, ritmo y calidad. Sánchez-Arévalo ajusta al máximo la utilización de los flashbacks y de recursos estilísticos como la música y los efectos pictóricos, de forma que nada empache y todo se digiera bien cocinadoY para la ocasión, nos reserva un acercamiento nada dogmático a valores como la soledad, los sueños, el sacrificio, el amor y la familia que se alejan de lo convencional, sueltos de costuras cristianas (nada que ver con ese tufo opusino de las "familias" sesenteras de Fernando Palacios) y que se montan y desmontan hasta el gran epílogo final. Nos recuerda en este caso a la fabulosa Moorise Kingdom, de Wes Anderson, algo menos raruna y quizás sugestionados por el cartel casi idéntico de ambas películasEs cierto que la complacencia y algunos clichés cazadores de emociones también resuenan en algunas escenas, pero es muy curioso que, por ejemplo, ese facilón contexto futbolero no resulte al final tan manido. Como en todas las grandes familias, no siempre todo es lo que parece, y al contrario que casi todos los españoles, que ese día de julio de 2010 hicimos nuestro algo simbólico, abstracto e intangible, los protagonistas de esta historia sienten al final que es la hora de ganar de verdad, en sus vidas y con su gente.


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