Hace tiempo que no creo en nada, ni en mí.
Hace tiempo que creo que no creer es el mejor de los catecismos, porque así ni me pisan ni piso.
Y aunque pasé tiempo convenciéndome de la efectividad de esta infalible doctrina, no conseguí creérmela ni yo.
Aunque hay cosas en las que no he dejado de creer a pesar de estar ya “talludito”. Sigo disfrutando de los Reyes Magos, la noche del 5 de enero es una de las más bonitas del año, porque siempre procuro estar con los míos, y me levanto con jaleo, duermo mal porque me pongo nervioso, y a las 7 de la mañana hay risas y chistes absurdos, humor que sólo la familia comprende.
No se qué me van a traer ni me importa. Me siento como un pivito esperando la nave espacial de los Lego (yo la he vuelto a pedir a mis treinta y tantos, vamos a ver si me la dejan esta vez, carajo) Y me encanta esa sensación. Me siento vivo.
El 6 de enero es el único día en el que soy monárquico.
El 6 de enero es el único día del año que me permito ser más niño de lo que habitualmente soy.
Porque, como ya sabía desde hace muuuucho tiempo… los padres no existen. Y si no. vean el siguiente video! Feliz Reyes a todos!!!!