Revista Viajes

La Gran Muralla China de Jinshanling

Por Pilag6 @pilag6

Desde que pusimos nuestros pies en China el sol no se dignó a aparecer. Cinco días en Shanghai más cuatro días en Beijing y todavía no habíamos tenido un día con el cielo despejado. Ya sea por el smog que hay en estas grandes ciudades o por las nubes que lo cubrían todo, no teníamos la oportunidad de apreciar al gigante sol en el gigante asiático. Por este motivo veníamos postergando la visita a la Gran Muralla China. Pero ya no podíamos esperar más, sólo nos quedaba un día de estadía en Beijing porque partiríamos hacia un nuevo destino como lo era Datong.

La Gran Muralla China de Jinshanling

Fue así que decidimos salir bien temprano hacia esta maravilla como lo es la Gran Muralla China. El tramo elegido fue Jinshanling por varios motivos que paso a explicarles.

Primero. Queríamos visitar la Gran Muralla China en uno de los tramos donde no haya prácticamente turistas. Sí, somos egoístas y la queríamos sola para nosotros. No la queríamos compartir con nadie más. Sabíamos, a través de otros blogs de viaje, que los tramos de Badaling y de Mutianyu son los más concurridos y visitados por los turistas chinos y que esos sectores de la Gran Muralla China están todos los días llenos de gente.

La Gran Muralla China de Jinshanling
Segundo. Sabíamos que Badaling y Mutianyu están muy restaurados y preparados para que miles de turistas por día los visiten. Nosotros tampoco queríamos esto. Sí, además de egoístas somos pretenciosos. Nosotros buscábamos un lugar donde no hayan restaurado a la Gran Muralla, donde podamos contemplarla tal cual como fue construida siglos atrás. La queríamos rústica y tradicional. ¿Era tanto pedir? Queríamos sentir la presencia de los miles que dieron la vida por construirla o por defenderla de los Bárbaros de Mongolia o contra las tribus del norte.

Tercero. Tampoco queríamos ir en un Tour organizado o contratar a un guía. Detestamos estos tipos de viajes. Queríamos ser nosotros solos y la Gran Muralla. Que nos hable con el susurro del viento, que nos deleite con su magia, que nos hipnotice con su creación.

Todo esto se lo comentamos a nuestro anfitrión de Couchsurfing en Beijing, Liu, y él, como buen pekines conocedor de su tierra, nos recomendó enfáticamente que visitáramos por nuestra cuenta el sector de la Gran Muralla China de Jinshanling.

Como ir a la Gran Muralla China de Jinshanling

Para llegar a este sector de la Gran Muralla China nos tomamos el subte o metro hasta la estación Wangjing West, Línea 13. Una vez allí usamos la salida B, cruzamos el puente peatonal, bajamos por la escalera de la izquierda, llegamos hasta la esquina y doblamos a la derecha. Luego caminamos unos cien metros y nos encontramos con la estación de buses.

Todos los días, a las 8:00 am ( único horario) sale un bus desde esta estación hacia la Gran Muralla China de Jinshanling. Hay que llegar un rato antes de ese horario porque suele haber fila de gente esperando por tomar el bus y se corre el riesgo de no conseguir asiento. El precio de este bus es de 32 RMB o 15 RMB si se paga el pasaje con la tarjeta de transporte de Beijing. El trayecto es de dos horas aproximadamente y el bus te deja en una especie de estación de servicios al borde de la autopista. Una vez allí, una mini van te lleva gratis hasta alguna de las entradas a la Gran Muralla China de Jinshanling. Nosotros nos bajamos en la primera entrada (Gate) porque nos lo recomendó una chica de Hong Kong que viajó en el bus y que ya era la segunda vez que venía a visitar este sector. El precio de la entrada a la Gran Muralla de Jinshanling es de 65 RMB y fueron los 65 RMB mejor invertidos en todo nuestro viaje por China.

La visita a su majestad, La Gran Muralla de Jinshanling

Después de dos horas de viaje en bus, entre las miradas y las risas de los chinos que viajaron con nosotros (éramos los únicos occidentales en ese autobús) y con el sol por primera vez asomándose con todas sus fuerzas en el firmamento, llegamos a Jinshanling. Miramos al cielo limpio e inmediatamente supimos que ese sería un día para recordar.

Una vez que entramos tuvimos que subir una larga escalera por la montaña con una vista magnifica que compensaba el esfuerzo de la subida. Luego de aproximadamente veinte minutos, nos encontramos con lo que andábamos buscando. Ante nuestros ojos se presentaba el espectáculo más maravilloso que hayamos visto. La Gran Muralla China en todo su esplendor nos daba la bienvenida. Increíble. Inimaginables sensaciones corrían por nuestros cuerpos. Yo la miraba a Laura y la veía compenetrada con el paisaje. Me imaginaba que yo debía tener el mismo gesto de asombro en mi rostro. Era algo fascinante. Caminar por la Gran Muralla China es algo místico, sublime. Yo creo que en lugar de caminar, levitábamos. Nos dejábamos llevar y conducir por la Gran Muralla. No podíamos creer lo que estábamos viendo y viviendo, ni en el lugar que estábamos. Desde ese primer momento que nos atrapó, nos cautivó en toda su dimensión.

La Gran Muralla China de Jinshanling

Decidimos empezar a recorrer la Gran Muralla China de Jinshanling hacia la izquierda por otro consejo de una familia francesa que nos cruzamos en la subida y que nos contaron que era el tercer día consecutivo que visitaban este sector y que la noche anterior habían acampado en un refugio sobre la Gran Muralla para poder disfrutarla y contemplarla de noche. Un sueño. Caminar la Gran Muralla China bajo las estrellas debe ser algo de otro mundo. Quedará pendiente para alguna otra oportunidad.

La cuestión es que arrancamos a caminar hacia la izquierda y nos encontramos con un sector de la Gran Muralla auténtico. Los mismos ladrillos y los mismos muros con los que fue construida en su origen. Subidas bastantes empinadas y semis derruidas donde se pueden apreciar las entrañas mismas de la Gran Muralla. No es un tramo fácil de caminar, ya que en algunos sectores hay que escalar un poco para poder continuar, pero no es imposible. Si lo pudimos hacer nosotros, se puede realizar. Pasamos cinco o seis torres de vigilancia y no pudimos avanzar más porque el mismo deterioro de la Muralla nos lo impedía. Nos quedamos un rato en el último refugio contemplando la Gran Muralla y sacando muchas fotos. Fue un momento de absoluta paz y de conciencia.

La Gran Muralla China de Jinshanling

Luego de andar en solitario por este sector, volvimos sobre nuestros pasos y seguimos por el camino tradicional hasta llegar, luego de unas tres horas de caminata, a la otra entrada, donde nos esperaba la mini van para llevarnos devuelta a la estación de servicios y allí poder tomar el bus de regreso a Beijing.

Fue una experiencia trascendental en nuestras vidas. Fue lo mejor que visitamos hasta ahora desde que comenzamos a viajar por el mundo. Sin dudas será algo que va a quedar en nuestras memorias por siempre. Un recuerdo pegado en nuestras retinas que no olvidaremos jamás.

La Gran Muralla de Jinshanling nos despidió con un informal " Hasta luego. Los veo pronto por acá ".

Nos leemos.

¿Qué te pareció el relato de viaje? Si te gustó me gustaría leerte en los Comentarios

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