Estamos viviendo unos momentos históricos especialmente importantes, aunque vengan disfrazados de crisis. Creo sinceramente que esta crisis déjará secuelas importantes en las empresas e instituciones, en el mundo entero. No es una mera crisis coyuntural! Como todas las crisis (tanto personales como económicas), traen consigo oportunidades singulares para renacer, solucionar problemas y/o para reinventarnos. Aunque es verdad que, en los momentos difíciles, nos cuesta un gran esfuerzo obviar el difícil corto plazo y la inmediatez de los problemas existentes, para concentrarnos en los cambios en profundidad a realizar y/o en buscar verdaderas soluciones.
El primer paso
En primer lugar, debemos fijarnos en cómo está cambiando el mundo, para encontrar en él nuevas oportunidades para nacer (emprendedores) o para crecer renovándose o reconduciendo nuestra actividad. A vista de pájaro, podemos ver que, día a día, se van afianzando los fenómenos: la incipiente rebelión en el Magreb, el previsible aumento de los costes en energía (petróleo, gas, etc.); los movimientos migratorios en todos los sentidos que removerán el mercado laboral y tendrán nuevas necesidades; la falta de confianza en el terreno financiero, principal provocador de esta crisis económica y que exigirá nuevas regulaciones; la paulatina desaparición del talento senior de las organizaciones para reducir costes, pero que, cada día más, deberán contratarlo externamente como coste variable; el incremento de profesionales preparados, ex directivos de empresa, que iniciarán forzosamente su carrera como emprendedores; el mayor número de nuevas micro-empresas que requerirán de expertise; la concentración de las grandes corporaciones que detentarán cada día más poder; el desarrollo de despachos profesionales multidisciplinarios para atender la variedad de demanda de las grandes empresas y pymes; el adelgazamiento y/o privatización de las grandes empresas públicas; la mayor formación de los jovenes, dados a prolongar su entrada al mercado laboral; la paulatina e imparable caída de precios de los productos y servicios; la cada día mayor colaboración y creación de sinergias entre profesionales y organizaciones de todo tipo, la racionalización del consumo y la mayor sensibilidad hacia todo lo referente al Medio Ambiente; la aplicación de las nuevas tecnologías a los problemas reales de las empresas; la caída sistemática de confianza en las administraciones públicas y los políticos; la mayor velocidad de los cambios y la reducción drástica del horizonte de vida de las empresas, así como de sus productos y servicios…
¿Demasiados cambios en muy poco tiempo? ¿O muchas oportunidades para aprovechar?
Es evidente que, como ejemplo en el sector financiero, un mercado parado y en el que el dinero no corre, es un mercado que no genera riqueza ni oportunidades! Está claro también que venimos de un periodo de crecimiento sostenido, de gran expansión y de ávido e irracional consumo… y el parón actual y la falta de consumo actual nos asusta, acostumbrados como estábamos! Ahora, en cambio, es de suponer que las cosas cambiarán en un mercado más educado, más exigente, más escrupuloso y, en principio, con menos poder adquisitivo. Habrá que aprender a lidiar con todo eso, seguramente siendo más creativos, mejores gestores y más flexibles en nuestras estructuras y decisiones para adentrarnos en un mercado finito, efímero y más segmentado!
Nuevas oportunidades
Creo que las empresas, sus productos y servicios ya no serán longevos. Los profesionales, cada día más, serán meros mercenarios presuntamente especializados, pero por contra, no serán leales a una empresa dada. Los mercados apenas se expandirán más, pero surgirán segmentos cada vez menores y más cualificados de consumidores, votantes y/o contribuyentes. El valor añadido y la cada día mayor personalización de los productos y servicios estarán a la órden del día. Las teorías actuales de Management se reducirán a la mayor flexibilidad, la gestión del conocimiento, la atención permanente a los cambios constantes, la ética, la creatividad y la capacidad de tomar decisiones acertadas y/o aprender rápido de los errores cometidos para no repetirlos o evitar que sus efectos sean catastróficos.
Crear con valentía
Desde hace años defiendo, por ejemplo, la idea de constituir “Observatorios” en las empresas e instituciones para estar bien atentos a los cambios que se producen a cada instante! Creo que no bastan los presuntuosos estudios a posteriori que se realizan para explicar los hechos acaecidos, como hacen los presuntos expertos, gurús, políticos y visionarios en este Sistema caduco y corrupto. Aunque sea porque, ahora más que nunca, hay que mirar hacia adelante, nunca hacia atrás, pues lo pasado es ya inservible y solo nos produce nostalgia y pesadumbre! Muchos creen -erróneamente- que, una vez solucionada la crisis, las cosas volverán a ser como eran antes…
Apuntes para un futuro cierto
Y la realidad, día a día, se hace más patente nos invita a pensar en oportunidades que pasan por la flexibilidad, la anticipación, la mejor gestión de ingresos y gastos, el talento, la creativadad, la selección y cualificación de productos y servicios, la transnacionalización de las empresas, el liderago que genera credibilidad, la diferenciación a través del valor añadido, las empresas humanas y éticas, la contención de recursos y el respeto por el Medio Ambiente, pasión en nuestro trabajo, la conciliación de la vida privada y la profesional, la responsabilidad, la colaboración sin recelo, la sana competitividad, la interactuación empresas, la innovación en la gestión no solo tecnológica, la falta de referentes, la transversalidad entre sectores, la vida finita de las empresas, la eliminación de trámites legales y burocráticos para adecuarse a la mayor velocidad, la reputación, la gestión profesionalizada, la meritocracia y la valoración por resultados, el compromiso entre las partes, la mejor gestión del tiempo, la organización efectiva, etc.
¿Muchos paradigmas y conceptos nuevos para asociar con nuevas, necesarias y transgresoras ideas?
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