Revista Opinión
Hoy se cumple el 70º aniversario de la batalla de Stalingrado que marcó un importantísimo hito no sólo en el curso de la Gran Guerra Patria (1941-1945), sino de toda la Segunda Guerra Mundial.
Y mientras cronistas descubren nuevos aspectos que realzan la trascendencia de esa batalla, otros optan por difamar tanto a los soldados soviéticos como a sus jefes militares.
Los altos mandos del Ejército alemán resolvió lanzar una ofensiva contra la parte sur de Rusia tras sufrir derrota en la batalla de Moscú a finales de 1941 – comienzos de 1942. De ocupar las zonas sureñas, habrían asegurado el acceso a los yacimientos petrolíferos del Cáucaso, estableciendo el control sobre los centros industriales y el Volga, entonces, la principal arteria fluvial de la parte céntrica de la URSS, comenta el presidente de la Asociación de historiadores de la Segunda Guerra Mundial, Oleg Rzheshevskiy:
–La batalla de Stalingrado se subdivide en dos períodos: el defensivo y el ofensivo. El defensivo comenzó el 17 de julio de 1942 y duró hasta el 19 de noviembre, cuando las tropas soviéticas pasaron a la ofensiva que culminó el 2 de febrero de 1943. El mando alemán resolvió tomar la revancha por la derrota sufrida en la batalla de Moscú, obteniendo victoria en 1942. La batalla de Stalingrado fue enorme por sus dimensiones y encarnizamiento. Duró doscientos días. Poco a poco la batalla de Stalingrado pasó a ser el factor decisivo de toda la guerra.
Hacia finales de julio, los alemanes obligaron a las tropas soviéticas a retroceder hasta la orilla opuesta del río Don. Hacia agosto, los combates se libraban ya en los accesos inmediatos a Stalingrado. Los más cruentos fueron los del Túmulo de Mamay y de la casa del sargento Pávlov. La ciudad estaba llena de material blindado y morteros, no cesaba el duelo entre los francotiradores soviéticos y alemanes. Los combates duraron tres meses, y al final, los alemanes lograron salir al Volga. El 19 de noviembre comenzó la operación “Uran” (Uranio), en el curso de la cual tres frentes soviéticos pasaron a la contraofensiva. Esta contraofensiva en cierto sentido predeterminó el desenlace de toda la guerra entre la URSS y la Alemania nazi, opina el director del Instituto de Historia Universal, Alexander Chubarián:
–La batalla de Stalingrado marcó el preludio de la derrota de Alemania. No restándoles importancia a las batalla de Moscú y de Stalingrado, quiero recalcar que tras la derrota de Stalingrado, en Alemania se decretó luto nacional. Desde mi punto de vista, fue precisamente un punto de inflexión, un momento crucial, un golpe demoledor del que Alemania ya no pudo recuperarse. A la victoria de las tropas rusas contribuyeron tres factores: la estrategia, el material bélico y el factor humano. Stalingrado no es sólo resultado del triunfo del arte militar, sino reflejo de una increíble abnegación de la población. Aquella batalla fue cruel, recia, cobrándose muchas vidas humanas. Las tropas soviéticas dieron muestras de un inusitado heroísmo, de la disposición de ofrendar sus vidas en el altar de la Victoria.
Expertos y políticos occidentales en reiteradas ocasiones reconocieron que si no hubiera sido por la victoria de las armas soviéticas en la batalla de Stalingrado, el desenlace de la Segunda Guerra Mundial habría podido ser otro, destaca Oleg Rzheshevskiy:
–Los resultados de la contienda merecieron una alta valoración en el mundo. El presidente de EEUU, Franklin Roosevelt, calificó de “épica” la batalla de Stalingrado, al reconocer que había detenido la ola de invasión y pasó a ser el momento crucial en la guerra de los aliados contra los países agresores. El Rey de Gran Bretaña obsequió a Stalingrado una espada en cuya lámina estaba grabada la siguiente inscripción en dos idiomas: “Para los ciudadanos del corazón de acero de Stalingrado, un regalo del rey Jorge VI, como prueba de agradecimiento del pueblo británico”.
Autores: Anastasía Pérshkina, Anastasía Bárisheva
Fuente: La Voz de Rusia