Revista Espiritualidad
Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia, gritando: ¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!Jesús los miró y dijo: Vayan y preséntense a los sacerdotes. Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: ¡Alaben a Dios!Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano.Jesús preguntó: ¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve?La gratitud es el acto más sublime de un ser humano, y no solo es dar unas simples gracias, sino que desde su corazón deber haber ese gozo que es complementario por el favor o beneficio recibido y es allí donde se expresa ante la persona o ante Dios ese sentimiento o ese valorar de lo que se ha recibido; y es también allí el lugar donde Dios mira al ser humano: el corazón.
Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Salmos 51:6 Un abrazo lleno de abundantes y grandes bendiciones