Revista Diario

La grieta

Por Drajomeini @DoctoraJomeini
La grieta
Al principio, el dragón no se había percatado de que su precioso castillo de cristal tuviera una grieta. Se dio cuenta cuando por la grieta entró el primer mensaje de la princesa. Ella jugaba en el exterior haciendo aviones de papel de colores. Los soplaba y le enviaba mensajes. Mensajes que podían decir algo más, pero que, en realidad, no lo decían. El dragón se asustó de los mensajes y de los aviones. Y se escondió en lo más oscuro del castillo mirando temoroso la grieta. Temblando en la penumbra. Un día, se dio cuenta de que si miraba por la abertura, vería los ojos de ella que lo observaban con seriedad. Dos ojos con una mirada de un azul profundo. Hechizado por la magia, se inclinó sobre la grieta y se perdió en ellos. ¿Qué daño podía hacer sólo con mirar? Pero una noche, confiado por la oscuridad del exterior, se asomó demasiado y se le vio el corazón en la mirada. "Ven" - le decían a ella sus ojos. Pero ella se negó, riendo y le envió un avión de papel de estraza en el que ponía: "No voy". El dragón se asustó tanto que dejó caer su alma y, después, no supo qué hacer con los pedazos.  Durante un tiempo, unos meses, volvió a esconderse en el castillo. Afligido. Soltando pequeñas nubes de azufre. Haciéndole trenzas a su dolor. Hasta que un día volvió a entrar un avión de papel por la grieta. Un avión sin mensaje.  No pudo evitar la tentación de ponerse de puntillas para mirar al exterior. Por fuera de la grieta, había otra princesa. Otra que no era ella.  El dragón volvió a esconderse sin poder contener las lágrimas. Toda su penumbra estaba ahora teñida por la ausencia.  Tenía que encontrar la manera de cerrar aquella grieta. 


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