La gripe o influenza es una enfermedad respiratoria aguda causada por virus gripales.
El virus de la gripe se transmite a través de gotitas de saliva emitidas con la tos y el estornudo, aunque también puede transmitirse por contacto mano a mano y por otros contactos personales (beber de un mismo vaso). Es característico que afecte a muchas personas a la vez.
Los síntomas aparecen de pronto en forma de tiritona, dolor de cabeza, dolores musculares en espalda y piernas, dolor en los ojos con la luz y al moverlos. Todo ello se acompaña de fiebre elevada, ojos brillantes y rojos con apariencia llorosa, tos y dolor de garganta.
En ocasiones la gripe se presenta de forma parecida a un simple resfriado. Otras veces se manifiesta con intenso decaimiento pero con pocas molestias respiratorias. Las personas vacunadas contra la gripe pueden padecerla de una forma leve (poca fiebre y síntomas poco intensos).
La evolución es generalmente benigna. Los síntomas permanecen entre 5 y 7 días, aunque la tos y la falta de fuerzas pueden persistir una o dos semanas más. En pacientes fumadores o con defensas disminuidas (mayores de 65 años, diabetes, enfermos de riñón o corazón, trasplantados, etc.) pueden aparecer complicaciones, a veces muy graves.
La complicación más frecuente es la bronquitis aguda y la más grave es la neumonía, la cual se presenta como una gripe aguda que no cura en el plazo de 5 a 7 días, sino que se agrava con fiebre persistente y sensación de ahogo. Otras complicaciones de la gripe son el empeoramiento de una bronquitis crónica o el empeoramiento del asma.
Sospecha de evolución grave de una gripe: tos persistente con esputos de color amarillo, marrón o verde; dolor en una zona del pecho; dificultad para respirar; fiebre que dura más de 10 días; somnolencia o desorientación persistente: a veces es la única manifestación de una neumonía en un anciano.
El tratamiento de la gripe consiste únicamente en aliviar los síntomas: guardar cama, abrigarse bien y tomar abundante líquido (agua, zumos). La falta de apetito es normal durante la enfermedad: las frutas (plátano) y cereales proporcionan suficiente energía mientras dura la enfermedad. Para la fiebre y el dolor se puede utilizar paracetamol o ibuprofeno.
En enfermedades producidas por virus (resfriado, gripe, varicela, etc.) no debe emplearse el ácido acetil-salicílico (Aspirina®) ni sus derivados en menores de 18 años, pues existe el riesgo de sufrir graves complicaciones (síndrome de Reye).
En la gripe no son eficaces los antibióticos, salvo que haya complicación por alguna bacteria o como preventivo en personas con evidentes posibilidades de sufrir complicaciones.
La principal medida para prevenir la gripe es la vacunación: proporciona protección eficaz en 8 de cada 10 vacunados. Otras medidas preventivas son evitar contacto con pacientes de gripe y objetos posiblemente contaminados, y el lavado frecuente de manos.